El petróleo, el cobre, la soja y otras materias han monopolizado la atención informativa durante los últimos años. Pero de todos los productos básicos, el humilde trozo de mineral de hierro es el que más se ha beneficiado del auge económico chino del último cuarto de siglo.

Ha sido asombroso: desde finales de los años 90 y hasta principios de este, los precios del mineral de hierro se multiplicaron casi por diez, más que los de cualquier otro producto básico importante. El volumen comercializado se triplicó; los magnates australianos del sector se convirtieron en multimillonarios; las compañías mineras fueron, aunque fuera brevemente, las favoritas de Wall Street; y estallaron poderosas batallas legales por el control de los últimos depósitos minerales sin explotar.