Populismo de pala y pandemia
La polarización dificulta las tareas necesarias para revertir una crisis sanitaria, económica y social que amenaza con dejar secuelas duraderas
El deseo más reiterado durante los últimos compases de 2020 fue que el nuevo año sea «mejor». Cualquier pronóstico sobre cómo acabará 2021 es prematuro. Sin embargo, cuando ni siquiera ha caído la primera hoja del calendario, no parece que vaya a ser muy diferente. Se suceden los acontecimientos extraordinarios que, inmediatamente, se transforman en combustible para la confrontación política. Mientras tanto, los problemas de fondo permanecen y se agravan.
El calificativo ‘histórico’ se prodiga en estos tiempos de superlativos: «La mayor pandemia», «la peor borrasca»... A la sucesión de eventos exagerados hay que sumar la hipérbole, verbal y gestual, con que los actores de la vida pública reaccionan a los mismos: «El Gobierno más incompetente», la «oposición más desleal». Las calamidades tienden a sacar lo mejor y lo peor de los individuos y de la sociedad a la que pertenecen.