El impasse sobre la ayuda de los Estados Unidos y Europa hace que los aliados de Ucrania contemplen algo que se han negado a imaginar desde los primeros días de la invasión rusa: que Vladimir Putin puede ganar.

Con más de 110.000 millones de dólares en asistencia sumidos en disputas políticas en Washington y Bruselas, es cada vez más cuestionable cuánto tiempo podrá Kiev contener a las fuerzas rusas y defender las ciudades, centrales eléctricas y puertos de Ucrania contra ataques con misiles.