Trump 2.0 y la debilidad de Europa

Berlín y París se preparan para el shock transatlántico que supondría un Trump 2.0, pero no están haciendo lo suficiente ni lo correcto. El BCE es la última línea de defensa

Camiseta de Donald Trump y Vladimir Putin con el cartel “Amamos Rusia”, a la venta en una tienda de souvenirs en San Petersburgo.

Como señal de lo que se prepara para Europa, el lugar a observar esta semana no es el Palacio de Blenheim o el Parlamento Europeo, sino la Convención Nacional Republicana en Milwaukee. Allí, un Donald Trump vendado y su compañero de papeleta, JD Vance, dejan al descubierto sus cartas: congelar o poner fin a la guerra en Ucrania, intensificar la competencia con China, abrazar el proteccionismo, tomar medidas enérgicas contra la inmigración... Es hora de que los europeos se preparen para el efecto combinado de un shock transatlántico en el sistema: un Trump 2.0 con hostilidad adicional.

Dividir Ucrania como parte de un acuerdo con Vladimir Putin marcaría el comienzo de un nuevo mundo para la Unión Europea (UE), que no está ni de lejos lista para integrar a Kiev o cumplir compromisos de seguridad sin el apoyo de los Estados Unidos. La presión para alinearse con EEUU en lugar de China, si bien ya es dura bajo la administración Biden, se extendería a las principales empresas de la UE, como el titán holandés de chips ASML Holding y la alemana Volkswagen.

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