De tesoros nacionales y huelgas generales encubiertas
GRANDES REPORTAJES ● El restablecimiento de los servicios públicos se considera esencial para mejorar el potencial de crecimiento del Reino Unido. Pero el país se está desmoronando literalmente
Las enfermeras y los trabajadores de ambulancias de toda Inglaterra se declararon en huelga en un número récord el 6 de febrero por una mejora salarial, pero las huelgas están perdiendo su poder de conmoción. Los paros que alteran la vida se han convertido en algo casi cotidiano en Gran Bretaña, no sólo en su apreciado Servicio Nacional de Salud (NHS), sino también en ferrocarriles, escuelas, tribunales, aeropuertos, oficinas de mensajería, centros de pasaportes, universidades y museos. Ir al trabajo es una lucha diaria.
Los sindicatos exigen más salario a fin de compensar la inflación, que en los 12 meses anteriores a diciembre se disparó hasta el 10,5 por ciento, el nivel más alto en 40 años, es decir, más de cinco veces el objetivo del 2 por ciento fijado por el Banco de Inglaterra. La fuerte subida de las facturas domésticas y de los precios de la energía está mermando los ingresos, lo que lleva a los líderes sindicales a rechazar ofertas salariales que, según ellos, no compensan el coste de la vida.