No es un secreto que Victor Orban es el gobernante europeo más cercano a Vladimir Putin. La brutalidad de la invasión de Ucrania, evidente incluso para su propio electorado, le ha obligado hasta ahora a apoyar –o, más exactamente, a no impedir– la cohesión con que la Unión Europea, junto con los Estados Unidos, ha actuado contra Moscú.  

Esa posición tiene visos de acabar una vez celebradas las elecciones húngaras del pasado domingo. Tras la aplastante victoria de Fidesz, el partido de Orban, el cuatro veces primer ministro va a tener menos reparos en actuar como lo que es: el mejor aliado europeo del Kremlin.