España, la gran perdedora de la crisis energética
El freno a la energía nuclear le sitúa en desventaja en generación energética frente a otros países de la UE como Francia
La gran dependencia energética de España, que ronda el 73 por ciento, le pasa factura cuando intenta recuperarse de la crisis producida por la pandemia, que le llevó a cerrar 2020 con un descenso histórico del producto interior bruto del 10,8 por ciento, un déficit del 10,95 por ciento y una deuda del 107,6 por ciento.
Estas malas cifras unidas a la escalada del precio de la energía desaceleran el crecimiento del país al tener que importar el cien por cien del petróleo que consume, el 99 por ciento del gas y la totalidad del uranio que utilizan las centrales nucleares, lo que le supone una gran desventaja respecto a otros países de la UE si se tiene en cuenta que la dependencia energética media en Europa es del 53 por ciento, 20 puntos menos que en España.