La caída de la demanda en las subastas de suelo urbano en China, en un contexto de restricciones al endeudamiento de los promotores privados, amenaza con reducir las finanzas regionales, al mismo tiempo que presiona a los gobiernos locales para buscar otras fuentes de ingresos para financiar las inversiones y apoyar la economía. 

Las ventas de terrenos alcanzaron un récord de 8,4 billones de yuanes (1,3 billones de dólares) en 2020, el equivalente al producto interior bruto anual de Australia, lo que sirvió para reafirmar los presupuestos financieros en un año de pandemia.