Antes de que Vladimir Putin lanzara su invasión de Ucrania, los principales cargos del ejército y la inteligencia de los Estados Unidos afirmaron de forma prácticamente unánime que las fuerzas rusas invadirían Kiev en cuestión de semanas, o incluso días. Más de tres meses después, Kiev sigue aguantando y las fuerzas ucranianas han matado a más soldados rusos que los que murieron durante los nueve años de guerra de la URSS en Afganistán. 

Ahora, muchos países de todo el mundo, muchos de ellos más pequeños y vulnerables que Ucrania, observan el conflicto y ven la forma de humillar a una superpotencia. Hay lecciones de todo tipo, pero un tema básico que tienen todas en común es: desde Taiwán, en el Pacífico, hasta Moldavia, en Europa del Este, los estados más pequeños tienen que aprender a resultar tan espinosos que resulte muy doloroso tragarlos.