Robots buscan trabajo estable
«¿Podrían los robots hacer algo que aún no hemos pensado?». Los de Boston Dynamics son los más sofisticados y también los más caros
Los seguidores de carne y hueso de los Fukuoka Softbank Hawks tenían prohibida la asistencia al partido del 7 de julio, pero eso no evitó que un conjunto de robots humanoides apoyase al equipo local entonando con fuerza un himno de lucha, al mismo tiempo que 20 perros mecánicos vestidos con uniformes de béisbol bailaban al unísono.
Los seguidores perrunos fueron fabricados por Boston Dynamics y su rendimiento ilustró a la perfección el rompecabezas al que se ha enfrentado la compañía desde sus inicios hace casi tres décadas: ha creado el que posiblemente sea el juguete más sofisticado desde el punto de vista tecnológico. Y el más caro.
Boston Dynamics representa desde hace tiempo la vanguardia en robótica en la cultura popular y los movimientos fluidos de sus robots de apariencia humana o animal hacen las delicias del público en Youtube. Su rentabilidad ha variado a lo largo de sus 28 años de existencia, pero en los últimos años ha perdido millones de dólares al año, para preocupación de Softbank Group, al igual que ya le sucedió a su antiguo dueño, Google.
Softbank se prepara ahora para su venta a Hyundai Motor por unos 1.000 millones de dólares, según informó Bloomberg.
El acuerdo aún no se ha completado y será necesaria la aprobación del Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos. Hyundai y Softbank no han querido hacer declaraciones y una de sus portavoces ha afirmado simplemente que Boston Dynamics «sigue ilusionando a los socios interesados en explorar una relación comercial más profunda con nuestra compañía».
Además, en esta última época, Boston Dynamics ha cambiado al que fuera su líder durante mucho tiempo y ha contratado a su primer director de ventas.
El CEO Rob Playter es un exgimnasta universitario que escribió su tesis doctoral sobre técnicas para enseñar a robots a dar saltos mortales. En una entrevista realizada en octubre declaró que Softbank buscaba ganancias. «Aunque quieren que seamos una compañía disciplinada y comercial, la dirección real nos la dejan a nosotros», afirma. «¿Presión? Por supuesto que hay presión».
Un robot más rápido que Bolt
Playter fue nombrado CEO el año pasado, en sustitución de Marc Raibert, fundador de Boston Dynamics en 1992. Fue resultado de su trabajo académico sobre robots capaces de caminar en el Massachusetts Institute of Technology.
Bajo la batuta de Raibert, la compañía desarrolló un conjunto cada vez más impresionante de máquinas capaces de moverse de forma suave e inquietantemente realista. Gran parte fueron financiadas por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa y otros organismos de las fuerzas armadas estadounidenses.
En 2012, Boston Dynamics creó un robot llamado Cheetah que, junto con su sucesor, Wildcat, podían correr más rápido que el atleta jamaicano Usain Bolt. Otro, llamado Atlas, se parecía a una persona con traje de astronauta y podía hacer volteretas hacia atrás.
Google adquirió Boston Dynamics en 2013 y limitó el trabajo de contratación militar de la compañía para centrarse en la investigación y el desarrollo. La compañía costaba a Google unos 50 millones de dólares al año, según informa una persona familiarizada con el tema y conocedora de información confidencial que solicitó mantenerse en el anonimato.
Estas pérdidas empezaron a hacer mella en Google cuando Andy Rubin, su principal referente interno en robótica abandonó la compañía en 2014 tras acusaciones de conducta sexual inapropiada. Google comenzó a deshacerse de negocios no rentables al año siguiente y en 2017 vendió Boston Dynamics a Softbank, un famoso y acaudalado inversor tecnológico.
En ese momento no se publicó el precio, pero dos personas cercanas a la operación sostienen que Softbank pagó alrededor de 165 millones de dólares.
Dado el potencial de las aplicaciones militares, la venta precisó de la aprobación de CFIUS. Según declaran fuentes cercanas, la agencia estableció que los ejecutivos del grupo japonés no podrían contratar ni despedir directivos, dirigir la orientación del producto o tener acceso a la propiedad intelectual de Boston Dynamics.
Aparecen en Netflix
Por aquel entonces las máquinas habían comenzado a calar en la cultura popular. En 2017 la popular serie de Netflix Black Mirror emitió un episodio protagonizado por perros robots que trataban de cazar personas en un mundo postapocalíptico; su creador, Charlie Brooker, confesó después haberse inspirado en los vídeos de Boston Dynamics.
El último modelo de robot perruno de la compañía, Spot, también ha causado furor en Youtube. En un vídeo de 2018 con más de 60 millones de visitas, una de las máquinas cuadrúpedas de color amarillo se frustra con el pomo al tratar de abrir una puerta.
Otra versión de Spot, equipada con una mano mecánica, gira el pomo y consigue atravesar la puerta. Aunque en el vídeo los robots trotan afables, muchos espectadores los relacionaron con una escena de Jurassic Park en la que los velociraptors aprenden a abrir puertas, con un efecto aterrador.
Boston Dynamics se unió a la colección dispar de empresas de robótica que componen la cartera de Softbank, en la que se incluyen desarrolladores de robots para almacenes, restaurantes y otras aplicaciones industriales. Su personal se triplicó, hasta llegar a 300 personas, y se ha trasladado a una nueva sede en un antiguo edificio postal rehabilitado en Waltham, Massachusetts, con un coste de 20 millones de dólares, según declara una persona que conoce de cerca este tema.
No obstante, pagar las operaciones de la compañía de robots le costó a Softbank más de 150 millones de dólares anuales, apunta una fuente cercana.
El deseo de Softbank de financiar negocios llamativos y que arrojan pérdidas se debilitó el año pasado cuando una de sus mayores inversiones, la startup Wework, vio cómo su planeada oferta pública inicial se fue al traste. La presión sobre Boston Dynamics se incrementó aún más con los problemas económicos vinculados a la pandemia del Covid-19.
A finales del año pasado, Softbank trató de dirigir de nuevo al fabricante de robots hacia la rentabilidad, acelerando un esfuerzo que había comenzado con Google. Con el estímulo de Softbank, Boston Dynamics ascendió a Playter, quien había sido su director de operaciones, y contrató a su primer jefe de ventas de Honeywell International.
El movimiento no fue ordenado por Softbank, dice Playter, quien describe los cambios como un desarrollo lógico después de años de I+D financiado a nivel interno por Google.
«Desde la adquisición de Softbank y con la maduración del robot Spot, la empresa ha reanudado la comercialización de nuestras tecnologías», declara. El precio de mil millones de dólares se justificaría en gran medida por el progreso de aplicaciones como estas.
Más seguros que los drones
El mes pasado, la compañía fue anfitriona de su primera conferencia de clientes y desarrolladores, que contó con 800 asistentes virtuales. El evento se centró en el potencial de sus robots para conseguir algo más que deleitar y aterrorizar a los espectadores de Youtube. En los vídeos se mostraba a Spot realizando peligrosas inspecciones de las tuberías de una central eléctrica, vigilando una instalación de tratamiento de escape térmico y tomando la temperatura de pacientes infectados con Covid-19 en un hospital de Boston.
Algunas de estas situaciones ya están sucediendo. La compañía ha vendido alrededor de 400 de las máquinas, con un precio de partida 75.000 dólares cada una, lo que se traduce en, al menos, 30 millones de dólares de ingresos.
El gigante de arquitectura Foster + Partners está probando un robot Spot con un escáner para seguir el progreso en las obras. El robot es más seguro que los drones que la empresa ha probado hasta ahora para estas tareas, la batería tiene una mayor duración y provoca reacciones más favorables entre los empleados humanos, según el socio de Foster, Adam Davis.
Estas capacidades son impresionantes, pero no son exclusivas de Boston Dynamics, comenta Remy Glaisner, analista de robótica en la compañía con sede en Boston International Data. «Con respecto de las aplicaciones que están mostrando ahora mismo, no es solo que haya otros tipos de robots que hagan lo mismo, sino que, probablemente, lo hagan mucho mejor», declara. «Se trata más bien de considerar: ¿podrían esos robots hacer algo en lo que aún no hemos pensado?»
Lo que más entusiasma a Playter es un robot llamado Handle que Boston Dynamics no pondrá a la venta hasta dentro de dos años.
Handle, que gira hábilmente sobre dos grandes ruedas, está diseñado para automatizar tareas como subir y bajar cajas de palés y quizá incluso descargar cajas de camiones, una tarea notoriamente difícil para un robot. Estas pueden ser las tareas poco glamorosas en las que se centre la compañía si se efectúa la venta a Hyundai. Pero el fabricante de coches, que ha experimentado con ideas para coches andantes, también podría tener interés en la tecnología cuadrúpeda de la compañía.
La falta de un líder claro en la industria de la robótica deja espacio para que los robots de Boston Dynamics maduren y se conviertan en algo más que aficionados automatizados al béisbol, según Glaisner. «No existe un Google en la industria de la robótica», comenta. ● Un artículo de Sarah McBride y Kyunghee Park