Desde lo alto de los rascacielos que han echado sus raíces en un laberinto de calles medievales, la élite de la City londinense está tramando una renovación normativa post-Brexit para rivalizar con Nueva York.
La City, como se conoce al tradicional corazón financiero de Londres, ha conservado un escaso acceso directo al mercado financiero de la Unión Europea desde que Gran Bretaña abandonara por completo la Unión en diciembre. No tiene mucha pinta de que las cosas vayan a cambiar. De hecho, Gran Bretaña está reformulando las leyes heredadas de la UE que suelen combinar los mercados minoristas y mayoristas, lo que provoca que resulte muy farragoso realizar cualquier cambio.