BlackRock quintuplica su proactividad climática

El mayor inversor del mundo parece que ha escuchado las críticas. La carta de Larry Fink ha provocado un salto en su actividad en las juntas, pero todavía está muy lejos de los líderes

Larry Fink, CEO de BlackRock

Larry Fink, CEO de BlackRock

Corrieron ríos de tinta con la carta a los CEOs este año de Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, en la que reivindicaba más que nunca su activismo climático. El primer inversor del mundo exigía un mayor compromiso en materia de descarbonización a sus participadas, después de haber sido cuestionado por su falta de proactividad en esta temática en las juntas.

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En enero de 2019, algunos inversores liderados por ShareAction habían comenzado una campaña contra BlackRock instándole a ser más exigente con los planes de descarbonización de sus participadas y recriminándole que apenas apoyara propuestas climáticas en las juntas en las que participaba.

“BlackRock continuamente vota en contra de las propuestas climáticas de los accionistas y cuenta con el peor track récord entre las grandes firmas de inversión”, señalaba la ONG. Era especialmente crítica porque para aquel entonces BlackRock ya se había reivindicado “retóricamente” como un actor crítico en la descarbonización de las cotizadas.

“Esto se produce aunque BlackRock hubiera anunciado en 2018 que incluía los riesgos climáticos entre sus prioridades de engagement”, recordaba la ONG.

Desde entonces, y aunque todavía desde el mismo entorno se le continúa reprochando que debería ser más proactivo, el gigante ha dado pasos importantes en esta materia tratando de alinearse más con el perfil

Del 11 al 53% en doce meses

En la temporada de juntas de 2021, BlackRock apoyó un 53 por ciento de las propuestas climáticas presentadas a votación. Fue un respaldo que superó casi e cinco veces al mostrado en las juntas de 2020, cuando, según ShareAction, solo habría respaldado un 11 por ciento de las propuestas climáticas.

El propio gigante -no se sabe si en parte por las críticas- ya había reivindicado este verano su mayor actividad, que se vio reflejada en España, donde apoyó las propuestas climáticas alineadas con ‘Say on Climate’. Entonces avanzó que había respaldad el 85 por ciento de las presentadas en la temporada de juntas.

En España se vieron propuestas de AENA, Ferrovial, Iberdrola y Gestamp. En la futura temporada continuarán llegando. Repsol, por ejemplo, ya ha anunciado que someterá su plan climático a votación en junta.

El paso dado por BlackRock la hace escalar puestos en la clasificación general -ha pasado del puesto 51 al 49 en doce meses- y además la coloca por delante de los otros dos pesos pesados del mundo de la inversión mundial como son Vanguard y StateStreet (estaba por detrás en la temporada de 2020).

De hecho, la proactividad de sus dos competidores más inmediatos ha estado este año muy en línea a la que mostraron en la temporada de 2020, lo que ha provocado que hayan perdido puestos en ranking de activismo ESG (la clasificación también tiene en cuenta propuestas de contenido social).

Vanguard ha caído hasta el puesto 58 desde el 50, a pesar de que ha apoyado más del doble de propuestas climáticas que en la temporada de 2020, al incrementarse hasta el 38 desde el 15 por ciento.

En el caso de State Street el descenso también ha sido muy significativo, al caer desde el puesto 42 al 54 en doce meses. En materia climática su respaldo de propuestas fue muy similar entre una temporada y otra, al quedarse en el 42 y el 40 por ciento, respectivamente.

La importancia de los grandes

ONGs como ShareAction son especialmente insistentes con la proactividad de los pesos pesados de la industria porque son ellos los que realmente tienen capacidad para modificar políticas o impulsar cambios dentro de las empresas por su peso relativo en el capital. Solo BlackRock, Vanguard y State Street acumulan 20 billones en activos.

Por ejemplo, sin su apoyo habría sido casi imposible el asalto de Engine 1 a Exxon. Y en esto todavía es necesario que sean más activas según se desprende del informe de ShareAction.

“Al analizar el porcentaje de participación accionaria de las ‘Big Three’ en las empresas que examinamos, se observa que 18 resoluciones adicionales habrían logrado el apoyo de la mayoría si una o más de ellas hubieran votado a favor en lugar de en contra”, señala la ONG del Reino Unido.

“Por tanto, una votación más proactiva de las ‘Big Three’ podría haber resultado en importantes mejoras en perfil empresarial en materia ESG”, concluye.

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