El mundo quema más carbón que nunca
Las predicciones sobre el descenso de la demanda del combustible fósil más contaminante del mundo, el carbón, topan de bruces con la realidad
El Reino Unido celebró el 1 de octubre el primer día en casi 150 años en que sus centrales eléctricas no quemaron un solo trozo de carbón para generar electricidad. El momento fue aclamado por los políticos como un signo del progreso contra los combustibles fósiles. También fue completamente irrelevante.
El mismo día que el Reino Unido se quedó sin electricidad generada con carbón, el mundo quemó unos 24 millones de toneladas métricas de carbón. Permíteme poner las estadísticas en perspectiva: el mundo consumió el 1 de octubre en un solo día casi cinco veces más que lo que Gran Bretaña utilizó durante todo el 2023. Sí, cinco veces más en un día que en un año.
La demanda de carbón marcó un récord en 2024, según el informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicado el miércoles. Teniendo en cuenta que esta materia prima es la que más contribuye al calentamiento global, sus tendencias de consumo importan enormemente para la lucha contra el cambio climático.
El informe tiene una lectura deprimente: el planeta está perdiendo ante nuestra insaciable demanda de carbón. Olvídate de todos los eslóganes sobre relegar el carbón a la historia. Vamos camino de relegar el planeta a la historia.
Como dice la AIE, «el carbón suele considerarse un combustible del pasado, pero su consumo mundial se ha duplicado en las últimas tres décadas». Y lo que es peor, no sólo ha crecido mucho su uso -sobre todo en China y la India-, sino que la demanda seguirá aumentando en un futuro previsible.
La AIE calcula ahora que la demanda mundial de carbón se disparó este año hasta un máximo histórico de 8.771 millones de toneladas métricas, un 1% más que en 20232, debido a que la demanda de electricidad creció más rápido de lo previsto.
No debería ser una sorpresa: la transición energética exige electrificarlo todo. Las energías renovables están haciendo parte de ese trabajo, pero el carbón sigue siendo el combustible elegido para impulsar la transición energética. Y lo que es peor, la AIE ha revisado al alza sus datos históricos, por lo que el aumento se produce a partir de una base significativamente más alta que antes. El mundo consume mucho más carbón del que creíamos y, por tanto, contamina la atmósfera mucho más de lo que pensábamos.
Mientras que el año pasado la AIE estimó inicialmente el consumo en 2023 en 8.563 millones de toneladas, ahora lo cifra en 8.687 millones. La diferencia equivale aproximadamente a la demanda anual de Japón, cuarto consumidor mundial de carbón.
La AIE intenta dibujar un panorama optimista sobre el futuro. Pero las cifras dicen lo contrario. En un tono optimista, la agencia afirma que la demanda mundial de carbón podría «estabilizarse» en los próximos tres años. Bueno, eso si no te importa que la meseta sea cuesta arriba en lugar de bastante llana. En realidad, la AIE prevé nuevos récords de demanda de carbón en 2025, 2026 y de nuevo en 2027.
Es cierto que el aumento anual para cada uno de los próximos años es pequeño. Pero la tendencia es, no obstante, al alza. El sector eléctrico ha sido el principal impulsor, y la generación de electricidad a partir de la quema de este combustible fósil alcanzará un máximo histórico de 10.700 teravatios-hora en 2024.
El «más alto para más largo» importa porque representa un giro de 180 grados para la AIE. El año pasado, la agencia dijo que el despliegue de paneles solares, turbinas eólicas y otras fuentes de energía verde era «probable que empuje el consumo mundial de carbón en una trayectoria descendente», y añadió: «Esto implicaría que es probable que el carbón alcance su punto máximo en 2023». Ya no es así.
El consumo extra es realmente escandaloso. Comparemos la previsión para 2026 publicada el año pasado (de 8.344 millones de toneladas) con la del mismo año que acaba de publicarse (de 8.847 millones). La diferencia (503 millones de toneladas) equivale al consumo anual combinado de Estados Unidos y Japón.
La AIE lleva más de una década anunciando un pico en el uso del carbón, sobre todo en China. Teniendo en cuenta ese historial de predicciones erróneas, sería prudente que la agencia pecara de precavida. Señalar el aumento de la demanda no es alentar el consumo de combustibles fósiles, sino aceptar la realidad.
El mayor problema es China. Este país, adorado por algunos entusiastas ecologistas gracias a su apuesta por los vehículos eléctricos, los aerogeneradores y los paneles solares, es el gran contaminador del mundo. Sólo China consume casi un 30% más de carbón que el resto del mundo. Y eso no va a cambiar pronto.
Ahora, la AIE supone que la demanda china de carbón marcará un máximo histórico cada año hasta, al menos, 2027. Para Pekín, el carbón es seguridad energética. Es hora de reconocerlo. Y reconocer que las promesas de China de reducir su consumo de carbón a corto plazo no resisten ningún escrutinio.
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