Cuatro grandes preguntas sobre ESG y gestión de activos en tiempos de guerra
Amundi, Fidelity, Schroders y Vontobel compartieron en el X Foro Banca Privada de la revista Inversión su visión sobre el futuro de la ESG y analizaron la fuerte transformación que vive el sector
La guerra de Ucrania ha suscitado dudas sobre el papel de la inversión responsable y en torno a si los conflictos bélicos pueden demorar la consolidación de los criterios ESG en la industria de la gestión de activos.
Para analizar el impacto y las consecuencias, representantes de las gestoras Amundi, Fidelity, Schroders y Vontobel intercambiaron opiniones en el Foro Banca Privada, organizado por la revista Inversión.
Los gestores coincidieron en que lo mejor es mantener la calma. Aunque este tipo de acontecimientos pueden afectar a la inversión sostenibles, los datos reflejan el crecimiento continuado de la ESG.
Si 2021 fue un año clave en cuanto a los criterios ambientales, la llegada de más regulación será el principal foco para este año. Y servirá para seguir acelerando la transformación que supone para la gestión de activos.
¿La gran transformación?
“La industria está viviendo una gran transformación, pero empezó hace más de 20 años. Y continúa. Ha habido aspectos normativos y sociales que han hecho que el impulso vaya acelerándose”, dijo Carla Bergareche, directora general de Schroders en España y Portugal.
Supone un cambio de perspectiva: ya no solo se tiene en cuenta el tradicional binomio rentabilidad-riesgo de la inversión, sino que las entidades “miran cómo se han obtenido los beneficios o qué impacto dejan”. “Es un cambio muy profundo en la toma de decisiones de inversión”, dijo.
2021 fue un año “transformacional” debido a la aprobación del Reglamento de Divulgación (SFDR) europeo. Pese a que la demanda, hasta el momento, ha sido más de inversores institucionales, existe, según Bergareche, más concienciación. En este sentido, la entrada en vigor de la normativa MiFID II, a partir de 2023, provocará que los asesores de inversión tengan que preguntar sus preferencias de sostenibilidad a los inversores finales.
“Es importante cómo se aborde esa pregunta. Si te preguntan si quieres una guerra, tu respuesta va a ser no, vamos a ver qué impacto tiene pero sí que puede dirigir mucho los flujos”, explicó Bergareche.
En cualquier caso, esos flujos ya reflejan el avance de la ESG. Según datos de Schroders, un 58 por ciento de los flujos de capital fueron en 2021 hacia productos sostenibles, catalogados como artículo 8 y 9, las calificaciones ‘verdes’ según el SFDR. La cifra supone un 20 por ciento más que en 2020. “Es un crecimiento muy importante y MiFID II va a ser un catalizador”, dijo la directora general de la gestora.
¿Dónde está el foco ahora?
Una de las preguntas clave que se hacen muchos inversores es cuál es el foco para aprovechar las mejores oportunidades de la ESG.
Marta Marín, consejera delegada de Amundi, reveló durante su intervención algunas de las más atractivas. “Estamos ampliando la gama de bonos verdes, no solo europeos y americanos, también en emergentes. También fondos que invierten en transición energética o hidrógeno, los que buscan en la cadena de valor e infraestructuras, que es un esfuerzo continuado pero sigue siendo una línea estratégica”, afirmó.
Y es que la ESG es uno de los pilares fundacionales de Amundi, que lleva más de una década implementando este tipo de estrategias. En estos años, la gestora suma más de 13.000 empresas en valoración, 800.000 millones de euros en inversión responsable y la totalidad de sus fondos activos incorporan la ESG en sus procesos de inversión.
En 2021 concluyó su última estrategias a 3 años, mientras que desde este año incorporan un nuevo plan a 2025 “incluso más ambicioso”, según explicó Marín. Y aparece una de las palabras clave: descarbonización.
“Buscamos una nueva calificación de las empresas para valorar sus compromisos en la descarbonización, vamos a lanzar fondos en todas nuestras clases de activos con objetivos Net Zero”, dijo. La hoja de ruta pretende llegar a los 20.000 millones de euros en fondos de impacto.
“Estamos haciendo esfuerzos para ofrecer a nuestros clientes soluciones para invertir en temática sostenible”, explicó la responsable de Amundi. La gestora cuenta con más de 800 fondos artículo 8 y 9, en otras palabras, más de 700.000 millones de euros clasificados como sostenibles. Ahora, uno de los focos es ampliar la gama de las denominadas ‘ESG improvers’, “aquellas compañías que están haciendo esfuerzos y que pueden ser los líderes del mañana”.
¿Han evolucionado las temáticas?
Sobre los cambios que han ido transformando la gestión de activos, Nabil El-Asmar Delgado, executive director & country head Iberia en Vontobel, afirmó que la ESG “es un universo en sí mismo”.
“En artículo 9, nosotros habíamos prestado un poco más de atención a la ‘A’ (criterios ambientales). Una tendencia que estamos sacando son los fondos de impacto con foco específico en la ‘S’ (criterios sociales), y la competencia también”, explicó.
El-Asmar Delgado afirmó que el motivo es que “parecía más fácil medir el impacto de las temáticas de medio ambiente porque tienen métricas muy definidas”. Para definir el impacto de lo Social, el directivo señaló que la industria está “en una continua curva de aprendizaje, porque a priori no parecía tan obvia”.
Sobre el impacto de la guerra, el representante de Vontobel dijo que los gestores tienen que “mantener toda la calma” que esté en su mano. Un estudio de los analistas macroeconómicos de la gestora en base a 11 conflictos bélicos, sucedidos a lo largo de 70 años, desveló que la renta variable norteamericana -indexada en la referencia del S&P 500- “había recuperado sobradamente las pérdidas tras las caídas iniciales”. Si ahora ocurrirá lo mismo, El-Asmar Delgado dijo que “la Historia demuestra que no hay que precipitarse en la toma de decisiones”.
Guerra, inflación… ¿cómo se va a comportar la ESG?
Pero no solo la guerra está impactando en los mercados financieros; la inflación prolongada y desbocada está siendo otro de los grandes quebraderos de cabeza para los gestores.
“En realidad, cuando la ESG estuvo sometida a una situación de estrés muy fuerte fue en marzo de 2020”, detalló Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal. En esos comienzos de la pandemia de Covid-19, la gestora realizó un estudio valorando el comportamiento de las empresas con características sociales y ambientales. “Claramente se habían comportado mejor”, dijo Velasco.
“El apetito va a continuar, eso es imparable pase lo que pase. Ahora hay un foco mayor en aspectos medioambientales, pero durante la pandemia tuvo más protagonismo la ‘S’, aunque ahora creo que la parte del medioambiente va a ser la que domine”, explicó.
Sobre tendencias, lo tiene claro: aquellas compañías dedicadas a desarrollar tecnologías de la descarbonización, ya que serán receptoras de muchos flujos de capital.
La aparición de la guerra, puede, no obstante, “demorar la transición, porque las inversiones son muy elevadas y a corto plazo probablemente tendremos otras preocupaciones”. Pero hay algo inapelable. “La descarbonización es probablemente el condicionante más importante no solo de la inversión, sino de la economía, al que vamos a asistir en décadas”, afirmó el directivo de Fidelity.