¿Dónde está el agua? España se seca, pero a nadie parece importarle
La brecha entre la emergencia hídrica de Barcelona y el fracaso de la política nacional para abordar el problema subraya la impotencia de la Unión Europea para enfrentar la crisis climática
Las imágenes de los satélites de la NASA de este mes muestran el crítico embalse de Sau al 1 por ciento de su capacidad. En esta época del año, el embalse, que abastece a la región noreste, suele estar al 65 por ciento.
Es la última señal de las presiones que una sequía de tres años está infligiendo a Cataluña. La emergencia es tan grave que hay planes en marcha para transportar agua en camiones desde Valencia.
Dado que los pronosticadores climáticos sugieren que España está a la vanguardia de los fenómenos climáticos extremos en Europa, sería natural esperar que la crisis del agua en Barcelona fuera un motivo de preocupación, si no el principal evento, que animara la política nacional en Madrid. Pero no.
La política nacional ha estado estancada durante seis meses por el regateo entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Esta brecha entre la emergencia hídrica de Barcelona y el fracaso de la política nacional para abordar el problema subraya la impotencia de la Unión Europea para enfrentar la crisis climática.
El estancamiento de España es parte de una historia más amplia. La política fracturada se extiende a toda Europa. La votación nacional inconclusa de Portugal parece encaminada a crear el parlamento más fragmentado desde el fin de su dictadura hace medio siglo.
En Holanda, el líder de extrema derecha Geert Wilders renunció la semana pasada a convertirse en primer ministro porque no pudo conseguir socios de coalición. En Italia, la primera ministra Giorgia Meloni y su socio menor de coalición, Matteo Salvini, apenas se hablan.
Las luchas internas de extrema derecha se celebran como una ventaja para el establishment liberal en las elecciones parlamentarias europeas de junio. Pero cuando se trata de afrontar la emergencia climática que se avecina sobre Europa, el impulso destructivo de los populistas, nacionalistas y racistas es un mal augurio para el consenso necesario para la transición ecológica y la capacidad de adaptarse a condiciones extremas.
Retraso en la respuesta a la crisis del agua
El estancamiento administrativo y la falta de planificación a nivel nacional y europeo están retrasando una respuesta del sector privado a la crisis del agua en España y en toda Europa, afirma Manuel Manjón Vilda, director ejecutivo del negocio de agua de Acciona.
“Podemos resolver el 100 por ciento de las necesidades de agua del mundo con las tecnologías avanzadas de tratamiento de agua existentes, incluida la desalinización”, explica Manjon Vilda y añade que una enorme planta desalinizadora, al otro lado del mar Mediterráneo, en Marruecos, en las afueras de Casablanca, proporcionará hasta 550.000 metros cúbicos de agua al día para beber y regar.
El contrato para la que será la segunda planta desalinizadora más grande del mundo se adjudicó el año pasado, pero no estará en pleno funcionamiento hasta 2030.
En Acciona, la opinión es que la escasez de agua será el “diente del tiburón” de la crisis climática en Europa. Los meteorólogos sugieren que morderá con fuerza.
Las estadísticas proporcionadas por Aemet muestran un aumento asombroso desde 2015 en la gravedad de las olas de calor del verano.
En 2023, de junio a septiembre, hubo cuatro olas de calor importantes, en las que las temperaturas superaron los 35 °C (95 °F), lo que equivale a 24 días.
En la mayor parte de España sólo llovió en junio, lo que provocó que los embalses se redujeran de media hasta el 44 por ciento de su capacidad, 20 puntos menos que hace una década. Se pronostica que este verano será incluso más caluroso que el de 2023.
En Barcelona, los habitantes ya están en primera línea de la crisis del agua en Europa, que corre el riesgo de provocar la desertificación en hasta tres cuartas partes de España, según las Naciones Unidas. Por toda la ciudad se ven carteles y vallas publicitarias: “El agua no cae del cielo”. En noviembre de 2023, unos 9 millones de personas enfrentaban restricciones de agua en España.
Lo que cuestan las sequías
Es la punta de lanza de los problemas que enfrenta Europa. Alrededor del 38 por ciento de la población de la UE y el 29 por ciento del territorio de la UE se vieron afectados por la escasez de agua en 2019, y las sequías costaron entre 2.000 y 9.000 millones de euros al año. Según datos de la UE, esa cifra podría alcanzar los 65.000 millones de euros al año a finales de siglo.