La medición de los riesgos climáticos en el sector financiero se ha convertido en una de las principales exigencias, no sólo a futuro, también de forma inmediata, con llamamientos desde el Banco Central Europeo (BCE) o del regulador del sector asegurador. 

Sin embargo, pese a esos llamamientos, casi la mitad de las entidades financieras aún no lleva a cabo ningún tipo de análisis sobre esta materia.

Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘The time to green finance’ elaborado por 'lobby' sin ánimo de lucro CDP. En concreto, este análisis apunta que el 49% de las entidades financieras no lleva a cabo análisis para ver cuál es el impacto del riesgo climático en su cartera de activos.

Potencial en las emisiones de deuda verde

Además, apunta que sólo el 25% del conjunto de las entidades analizadas (un total de 84 de más de 330) informaba sobre el impacto en emisiones de su cartera. Son entidades que suman activos por valor de 27.000 millones de dólares. 

Esa falta de análisis sobre los riesgos climáticos contrasta, según CDP, con que más de tres de cada cuatro entidades financieras (un 76%) asume que hay un potencial comercial al ofrecer productos y servicios financieros sostenibles.

Sobre todo, apunta el informe, a la hora de realizar emisiones de deuda verde (bonos, préstamos…), donde percibe un potencial impacto de 2,9 billones de dólares.

En el terreno de las entidades bancarias, un 45% de las compañías asegura que está alienando sus carteras de préstamos con metas ligadas a la reducción de emisiones de carbono. Un porcentaje similar al de las gestoras de activos que, en cambio, se reduce al 27% en el caso de las carteras de las aseguradoras.

Riesgos climáticos por valor de más de 1 billón de dólares

“Las instituciones financieras deberán alinear sus carteras con un mundo basado en las cero emisiones netas de carbono”, insta el informe de CDP. “Con objetivos claros a corto y medio plazo”, recalca. 

Más aún cuando, apunta, los riesgos climáticos podrían tener para ellas un impacto estimado en 1,05 billones de dólares. Cifra que recoge tanto potenciales riesgos de mercado, como los ligados a sus carteras crediticias. 

“Las entidades financieras pueden crear un círculo [virtuoso] que se retroalimente, para impulsar la descarbonización y mejorar la resiliencia de la economía en su conjunto”, apunta el informe.