El Banco de Inglaterra falla en el intento por ecologizar su cartera
Algunos estudios señalan que es probable que el programa verde del banco central tenga un impacto mínimo porque sigue comprando bonos de los mismos sectores
Uno de los intentos más ambiciosos del mundo por parte de un banco central para apostar por lo ecológico no está funcionando exactamente como estaba previsto.
El ministro de Hacienda de Reino Unido, Rishi Sunak, afirmó el pasado mes de marzo su voluntad de integrar la legislación en materia de cambio climático del país en la redacción de las políticas del Bank of England (BOE).
Dio un mandato a los funcionarios para que considerasen los objetivos de cero emisiones en las políticas futuras. Como consecuencia, el Banco de Inglaterra se convirtió en el primer banco central en anunciar un criterio verde para la compra de activos en el marco de su programa de expansión cuantitativa a través del que pretende estimular la economía.
Nueve meses después, los pormenores han empezado a ver la luz. Una nueva investigación publicada el viernes por la Universidad SOAS de Londres afirma que es probable que el programa tenga un impacto mínimo en las emisiones y que incluso podría acabar beneficiando a algunas de las compañías que más carbono generan, al tiempo que se reducen las ayudas a las industrias medioambientales.
Un programa de 895.000 millones de libras
Así es como funciona la expansión cuantitativa: cuando el gobierno decide inyectar dinero a la economía, el BOE compra bonos en los mercados financieros para ayudar a reducir los costes de los préstamos. El banco central finalizó el mes pasado un programa de compras que elevó el valor de su programa de expansión cuantitativa hasta los 895 000 millones de libras (1,2 billones de dólares) y que incluía unos 20 000 millones de libras de bonos corporativos.
Para garantizar que estas medidas no distorsionan el mercado, el banco opera según el principio de neutralidad del mercado. Esto significa que las compras de bonos corporativos del Banco de Inglaterra replican el desglose actual de mercado.
Todo ello funciona cuando se quiere mantener la estabilidad del sistema existente. Pero el mercado actual está formado por muchas empresas contaminantes. Como resultado, el BOE estima que sus activos corporativos están en línea con un aumento de la temperatura de 3,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales en 2100.
Este dato supera con creces el Acuerdo de París, que tiene por objetivo mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados y también está en desacuerdo con el objetivo del Reino Unido de alcanzar las emisiones netas cero en 2050.
El gobernador del BOE, Andrew Bailey, es consciente de que estamos ante un problema. El pasado año comentó que los funcionarios intentarían orientar sus compras hacia compañías más verdes.
A finales del año pasado, el banco dio a conocer los detalles de cómo cumpliría su nuevo mandato, aplicable a las nuevas compras a partir de noviembre de 2021. Los planes han sido analizados por un grupo de académicos, que afirman que están muy lejos de cuanto sería necesario.
Poca diversificación
El problema es que el BOE sigue comprando bonos de los mismos sectores exactamente que antes. No obstante, ha dado una «orientación» verde a su programa expansión cuantitativa favoreciendo a las compañías de cada sector que tienen mejores políticas climáticas.
Los investigadores han puesto de manifiesto que, en algunos casos, paradójicamente, aquellas compañías que más carbono generan pueden recibir un mejor trato que aquellas que son respetuosas con el medioambiente, dado que las empresas se comparan entre homólogas del mismo sector.
De este modo, el BOE puede reducir su cartera de algunos bonos de combustibles fósiles, al tiempo que aumenta las compras de bonos emitidos por otras empresas de combustibles fósiles que tienen un mejor comportamiento dentro del mismo sector. De igual manera, algunas compañías respetuosas con el medioambiente verían disminuida su cuota en el BOE por no obtener resultados suficientemente buenos.
Los modelos de los académicos han determinado que el Banco de Inglaterra puede comprar más bonos del gigante petrolero BP, a modo de ejemplo, ya que es considerado un «fuerte defensor del clima» en su sector. Sin embargo, podría reducir su participación en Suez, una empresa de servicios medioambientales con una calificación más baja dentro de su industria.
Con los planes actuales, la intensidad de carbono de la cartera del BOE solo disminuiría un 7% este año, de acuerdo con el estudio. Este dato está muy lejos del objetivo del 25% que el propio BOE se fijó para 2025. «La emergencia climática no puede abordarse con políticas económicas que se limiten a hacer ajustes», recogían los autores. En los próximos tres años, la reducción podría ser mayor, pero solo si las compañías beneficiarias reducen sus emisiones en consecuencia, lo que es muy incierto, comentan.
Una portavoz del BOE declinó hacer comentarios sobre dichas conclusiones.
Con anterioridad, desde el banco se ha comentado que el programa no está diseñado únicamente para reducir sus propias emisiones, sino que tiene un objetivo más amplio, que consiste en desencadenar el cambio en las empresas. Bailey ha defendido que «incentivar el cambio es más poderoso que la desinversión inmediata» para fomentar los cambios necesarios para alcanzar el nivel cero en 2050.
¿Cuál es la solución?
Los autores afirman que el Banco de Inglaterra debe ser mucho más audaz en su «orientación verde», quizás excluyendo por completo de su expansión cuantitativa a las empresas más intensivas en carbono. Todo ello podría reducir la proporción de bonos intensivos en carbono del 54% al 48%, y en el escenario más ambicioso, hasta el 36%. De esta manera, el BOE podría alcanzar su objetivo de 2025 tres años antes.
Entretanto, el banco central ha dejado de hacer uso de la expansión cuantitativa como herramienta política y se está orientando hacia el endurecimiento de la política monetaria.
No tiene previsto incrementar los 150 000 millones de libras de compras que realizó el año pasado. En diciembre, elevó su tipo de interés de referencia al 0,25%, la primera subida desde el inicio de la pandemia, e indicó que podría permitir que su cartera de activos disminuyera este año.