El greenwashing persigue a las grandes petroleras
El activismo continúa siendo muy crítico con los pesos pesados del petróleo. Denuncia que su lobbying está muy alejado del Acuerdo de París, pero que su discurso público es muy diferente
Los esfuerzos de las grandes petroleras por convencer al mercado de que su compromiso con la transición climática es firme, continúa siendo cuestionado por el activismo climático.
Este jueves, InfluenceMap, un 'think tank' con sede en Reino Unido especializado clima, ha difundido un nuevo informe en el que compara los mensajes públicos de los pesos pesados de la industria -BP, Shell, Chevron, ExxonMobil y TotalEnergies- respecto a la transición energética, con el volumen de inversiones y su actividad de 'lobbying'.
El grupo destaca que un 60 por ciento de las comunicaciones públicas de estos gigantes recurrirían al gancho de lo 'verde'. Ese porcentaje contrastaría con las inversiones previstas en activos con bajas emisiones de este grupo de compañías, que se limitarían a un 12 por ciento del CAPEX estimado para 2022.
El 60% de los mensajes públicos del sector son 'verdes', pero solo el 12% de sus inversiones
Unos objetivos que mantendrían al sector y a sus grandes empresas alejadas de la hoja de ruta fijada para lograr cero emisiones en 2050 establecida por la Agencia Internacional de la Energía. Además, la diferencia es tónica general en todas ellas (véase gráfico).
“Las grandes compañías mundiales de petróleo y gas están gastando enormes cantidades de tiempo y dinero hablando de sus credenciales 'verdes', mientras que sus inversiones comerciales y actividades de cabildeo cuentan una historia muy diferente", señala Faye Holder, Program Manager de InfluenceMap.
En este sentido, una de las conclusiones del estudio es que ninguna de las grandes petroleras del mundo habría adaptado sus actividades de 'lobbying' al Acuerdo de París.
"InfluenceMap descubrió que ninguna de las empresas ha alineado sus actividades de participación en políticas climáticas con los objetivos del Acuerdo de París, y que conservan una red densa y global de asociaciones industriales a nivel mundial, que son muy activas en su oposición a las políticas climáticas alineadas con París", señala el think tank.
Este grupo no es el único que ha detectado cierta carencia del sector petrolero hacia el greenwashing corporativo, también lo han hecho algunos analistas.
Menor velocidad desde el capital
Si bien la presión de los grupos medioambientalistas no decae, la realidad es que la guerra en Ucrania ha moderado la presión de los inversores para que las petroleras y gasistas aceleren en transición energética.
Blackrock ya avanzó en los primeros compases de la temporada de juntas que iba a ser más estricta a la hora de apoyar propuestas climáticas por parte de terceros accionistas.
El gigante no fue la única gran firma que dio el paso y los datos demuestran que los inversores habrían sido más conservadores especialmente con las petroleras europeas; dando un voto de confianza al ritmo que los equipos gestores de las grandes petroleras cotizadas estaban dando a la transición energética.
Uno de los ejemplos fue el respaldo logrado por las propuestas de Follow This. Este grupo habría recibido menos apoyo a sus propuestas -más exigentes en difusión y compromisos climáticos que las que han presentado las grandes petroleras en las juntas de accionistas- que en la temporada pasada.
Así, si en 2021 sus proposiciones para Shell, BP o Equinor lograron el respaldo del 30,5; 20,7 y el 5,6 por ciento del capital; durante 2022, el apoyo cayó al 20,3 por ciento en Shell; al 14,9 por ciento, en BP y al 3,57 por ciento en Equinor.
La española Repsol, que se queda fuera del análisis de InfluenceMap, también presentó una propuesta 'Say on Climate' en su junta de accionistas de este año. Casi un 15 por ciento del capital se opuso a ella.
Corporance, integrado en la red Proxinvest, fue el único asesor de voto que recomendó votar en contra. Aunque reconocía que el paso dado por Repsol a la hora de presentar a votación a la junta su plan climático es una práctica «excelente», enumeraba una serie de puntos mejorables, que les hacía ser negativos en su consejo sobre el voto, como el no presentar objetivos a corto plazo.