Elon Musk quiere explotarlo, China está recorriendo el Tíbet en busca de él y los fabricantes de baterías lo están pidiendo a gritos.

El litio, el metal que está en el epicentro de la transición global hacia los coches eléctricos, está en plena crisis. La demanda ha superado la oferta, elevando los precios casi un 500 por ciento en un año y obstaculizando el esfuerzo más exitoso del mundo hasta ahora para detener el calentamiento global. 

La escasez de litio es tan aguda que en China, que fabrica alrededor del 80 por ciento de las baterías de iones de litio del mundo, el Gobierno acorraló a proveedores y fabricantes para exigir “un retorno racional” a precios más bajos. 

Los analistas en Macquarie advirtieron sobre un “déficit perpetuo”, mientras que Citigroup casi duplicó su pronóstico de precios para 2022, señalando que podría estar llegando un rally “extremo”. 

Consecuencias devastadoras

Las consecuencias de no producir suficiente litio son potencialmente devastadoras. La inversión mundial en vehículos eléctricos ha crecido más rápido que cualquier otro sector de energías renovables en los últimos años, superando incluso a la energía eólica y solar. 

El precio actual del litio podría incrementar hasta los 1.000 dólares por vehículo nuevo, según un informe Benchmark Mineral Intelligence. 

Junto con los precios más altos de otras materias primas, que están revirtiendo años de caídas a medida que los vehículos eléctricos compiten en coste con los gasolina. Si los fabricantes de baterías no pueden obtener suficiente litio, frenarían la expansión de los vehículos ‘verdes’, lo que dificulta cumplir con los objetivos de emisiones globales. 

“Parece que la rampa de expansión no va a ser lo suficientemente rápido como para alcanzar la demanda” en los próximos tres años, señala Cameron Perks, analista de Benchmark. Los fabricantes de vehículos eléctricos "han estado dormidos al volante."

La crisis provocó un tweet especialmente contundente de Elon Musk en abril. “¡El precio del litio ha llegado a niveles de locura!” publicó en su perfil de Twitter. 

“Tesla podría tener que entrar en la minería y refinación directamente a escala, a menos que mejoren los costes”, añadió. 

El efecto en Tesla

Tesla y los fabricantes de automóviles chinos BYD, XPeng y Li Auto ya han subido los precios de etiqueta, por ejemplo, los de Contemporary Amperex Technology, el mayor fabricante mundial de baterías para vehículos eléctricos.

“La industria se enfrenta a fuertes vientos en contra en términos de aumento de costes”, señaló Brian Gu, presidente de XPeng, a Bloomberg TV en una entrevista a finales de marzo. 

El metal blanco plateado, el tercer elemento más ligero después del hidrógeno y del helio, está en medio de un auge sin precedentes porque una caída entre 2018 y 2020, que redujo a la mitad su valor, provocó retiradas de posiciones en nuevas fuentes de suministro al mismo tiempo que la demanda de vehículos eléctricos estaba despegando.

Para los fabricantes de baterías, esos problemas han sido agravados por la pandemia de Covid-19 y la guerra de Rusia en Ucrania, que han afectado al suministro de otros ingredientes vitales como el níquel, el grafito y el cobalto.

El ajuste de la oferta y los precios más altos han provocado una oleada de adquisiciones y fusiones de empresas como fabricantes de baterías y fabricantes de automóviles que intentan asegurar el suministro. Esto desató una ola de nacionalizaciones de los recursos por parte de los gobiernos.

En junio de 2021, Fitch Solutions señaló que el litio se había convertido en un "mineral estratégico", y advirtió sobre una “intervención creciente del Gobierno”. 

El auge del coche eléctrico

Los vehículos eléctricos y las baterías atrajeron 271.000 millones de dólares y 7.900 millones de inversión respectivamente en 2021, según Kwasi Ampofo, director de metales y minería en BloombergNEF. “La parte de arriba de la cadena de valor, por otro lado, ha atraído a relativamente niveles bajos de inversión en los últimos cinco años”, matizó.

El litio ha tardado mucho en ponerse de moda. Descubierto en 1817 por el químico sueco Johan August Arfwedson, no era producido significamente hasta que Estados Unidos comenzó a almacenar reservas para fabricar bombas de hidrógeno a finales de la década de los 50. 

Después de la Guerra Fría, la producción disminuyó hasta que el metal comenzó a adoptarse para su uso en aleaciones ligeras, pilas y luego baterías de teléfonos móviles en la década de los 90.

Más de la mitad de los recursos mundiales se encuentran en el llamado triángulo del litio entre Argentina, Bolivia y Chile, donde los productores bombean salmuera rica en litio desde lagos subterráneos y dejan que el líquido se evapore durante 12 y 28 meses para producir un lodo que se puede procesar de manera rentable. 

La tecnología actual recupera solo alrededor del 50 por ciento del litio en la salmuera. Gran parte de la oferta restante proviene de depósitos de una roca ígnea llamada espodumena, siendo Australia el principal productor.

El complejo tratamiento del litio

El mineral es tostado y tratado con ácido sulfúrico y el residuos de color gris plateado que normalmente se envían a China para convertirlos en hidróxido de litio y carbonato de litio: compuestos que se pueden combinado con níquel o cobalto para hacer electrodos de batería, o con solventes para producir electrolitos. 

La forma más rápida de aumentar la oferta es aumentar la producción de estas fuentes existentes. Ganfeng Lithium, uno de los productores más grandes del mundo, dijo que usará ganancias récord para aumentar la salida. 

La australiana Pilbara Minerals pretende recaudar capacidad de producción de más del 50 por ciento en el tercer trimestre en expandir su mina Pilgangoora en Australia Occidental, un proyecto que incluye a los socios chinos Great Wall Motor y CATL. 

Para muchos productores de salmuera y litio, aumentar la producción rápidamente está restringida por sus permisos y el tiempo necesario para dejar que el líquido se evapora.