El mercado de carbono chino se estanca solo un mes después de su puesta de largo
La falta de ambición del mayor ‘market place’ de emisiones del mundo le lleva a marcar mínimos y pone en duda su efecto para frenar las emisiones contaminantes de CO2
Tan solo un mes después de su lanzamiento, vestido como el mayor mercado del mundo de carbono, el ‘market place’ chino no despega.
Desde su puesta en marcha, el pasado 16 de julio, su precio continúa marcando mínimos. Rozó los 8 dólares por tonelada en su debut y, de forma progresiva, ha recortado su cotización por debajo de 6 dólares.
Además, ha constatado que la mayor parte de las transacciones, más del 60 por ciento, se concentraron en su primera jornada de operaciones, según recoge la agencia Bloomberg.
Un mercado esencial para Asia
El motivo de este estancamiento estaría en la propia composición del mercado, en su estructura inicial, integrada por más de 2.000 empresas que, sin embargo, aún no son lo suficientemente activas en la compraventa de carbono.
Sin embargo, la esperanza de que este mercado de emisiones (ETS) se active se mantiene ante la opción de que este sea clave para conseguir que el gigante asiático sea activo y un actor principal en la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero.
“El ETS chino puede ser un impulso esencial de la reducción de carbono en Asia”, aseguran en una nota conjunta Asia Investor Group on Climate Change y Schroders.
La clave a futuro sería la paciencia. Aunque en estos compases iniciales el mercado de carbono chino no sea activo, habría que esperar a mediados de esta década y a la incorporación de nuevas empresas, para que este vaya acrecentando su potencial.
Exigencia de nuevos actores
De momento, la composición de esas más de 2.000 empresas es esencialmente energética. Por ello, la bolsa de Shanghai aspira a incorporar nuevos actores, tan pronto como este año, especialmente vinculados a la inversión institucional.
De esta forma, el ETS sería esencial para conseguir que China reduzca en entre un 30 y un 60 por ciento sus emisiones netas de gases con efecto invernadero en el año 2060.
Hay que recordar que ese marco temporal va por detrás de las aspiraciones de la Unión Europea o Estados Unidos, que aspiran a lograr la neutralidad de emisiones en 2050.
De esta forma, el gigante asiático avanza, aunque a un ritmo diferente al de otras potencias económicas, en la descarbonización de su economía.
Una transformación, también en su modelo industrial, que, en ocasiones, conlleva choques en el terreno comercial.
Choque con Estados Unidos por los aranceles de la energía solar
Precisamente, este martes ha trascendido, según recoge Bloomberg, que un grupo de productores estadounidenses de energía solar han instado a una investigación federal para analizar si diferentes empresas chinas están evitando el pago de aranceles en EEUU a través de la fabricación de componentes en otros países, como Tailandia, Vietnam o Malasia.
Este grupo de empresarios estadounidenses han realizado una petición al Departamento de Comercio estadounidense, lo que podría abrir una nueva ‘batalla legal’ entre ambas administraciones.
En este caso, estaría centrada en el propio modelo de producción de los componentes de las plantas fotovoltaicas, en diferentes centros de producción, lo que facilita su deslocalización.
Esta no es la única ocasión en la que los aranceles y su estructura en la industria renovable están en el punto de mira.
Este mismo verano, la Administración de Joe Biden ha acusado a fabricantes europeos de torres eólicas, entre los que están firmas como Siemens Gamesa o Vestas, de llevar a cabo prácticas anticompetitivas, al vender componentes por debajo de coste durante el anterior Gobierno republicano de Donald Trump.
Como medida ante estas actuaciones, Estados Unidos ha impuesto nuevos aranceles a los fabricantes, de un 73 por ciento sobre el precio de venta, lo que lastrará su competitividad en el mercado norteamericano, especialmente activo dado el foco en la expansión de las renovables prevista para los próximos años tras la aprobación del Plan de Infraestructuras.
Ahora, tras esta medida sobre los fabricantes eólicos europeos, los de fotovoltaica chinos se sitúan en el foco.