El plan de 300.000 millones de dólares para llevar energía limpia a las megaciudades chinas
China, el mayor emisor de gases contaminantes del mundo, no puede cumplir sus objetivos medioambientales sin conectar sus fuentes de energía renovable con sus grandes urbes costeras
Para transformar el viento y la luz solar en energía, primero se necesita tierra. Terrenos extensos, idealmente despoblados, donde se puedan instalar cientos de turbinas eólicas y miles de paneles solares. Llevar toda esa energía verde a centros urbanos y comerciales densamente poblados requiere algo más: miles de kilómetros de líneas eléctricas de ultra alta tensión, que emiten un zumbido audible con el paso de electricidad.
China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, no puede cumplir sus objetivos medioambientales sin conectar sus abundantes fuentes de energía renovable con sus megaciudades costeras.
Para 2030, planea tener suficiente capacidad solar y eólica para generar 1200 gigavatios, lo que equivale al total de las necesidades energéticas de Estados Unidos. Para la conexión a la red, el gigante asiático está invirtiendo en una red nacional de líneas eléctricas que, se estima, tardará 30 años en construirse y tendrá un coste de 300 000 millones de dólares, cifra que contrasta con la reciente asignación de 65 000 millones de dólares del Congreso de Estados Unidos para infraestructura de red.
El creciente número de líneas que atraviesan el país de un poste a otro es caro, ruidoso y, para muchos, arruina el paisaje, pero la mayoría de los países se encuentra en la misma encrucijada que China.
Los retos en energía eólica y solar
Los mejores lugares para obtener energía eólica y solar se encuentran lejos de las personas que los necesitan. Por ahora, las líneas de ultra alta tensión son la única solución y, por desgracia, la mayoría de las economías siguen atrasadas en su implantación. Brasil es el único país que cuenta con dos líneas de ultra alta tensión en pleno funcionamiento, ambas construidas por una empresa china.
China tiene 30. «Si se pretende conseguir una energía barata, segura y limpia, no se me ocurre cómo se podría llegar a ella sin las líneas eléctricas de ultra alta tensión», afirma Michael Skelly, asesor sénior de Lazard en Houston y fundador de Grid United LLC, una compañía estadounidense de infraestructuras energéticas.
El problema es la distancia y el almacenamiento. La extracción de carbón también suele tener lugar lejos de los centros urbanos, pero el carbón y otros combustibles fósiles pueden enviarse a centrales eléctricas más cercanas a las ciudades.
La energía en sí misma solo recorre una corta distancia. Esto no funciona con las renovables. El viento y el sol no pueden cargarse en camiones y descargarse en otros lugares. Transmitir esos electrones a miles de kilómetros requiere líneas de corriente continua, cuanto más grandes, mejor. A mayor tensión, menos energía se perderá de forma incremental por el camino. Las líneas de alta tensión que van de Qinghai, Xinjiang y Yunnan a Pekín, Chongqing y Jiangsu transportan la energía equivalente a 10 centrales eléctricas.
Este es el motivo por el que el tendido debe situarse a tanta altura del suelo y la razón por la que estos cables son ruidosos: el campo eléctrico rompe las moléculas de aire y produce ese zumbido continuo. En octubre, el Presidente Xi Jinping anunció un conjunto de proyectos solares y eólicos, cuya primera fase añadirá unos 100 gigavatios de energía, o lo que es lo mismo, el equivalente a la energía suficiente para hacer funcionar a todo México.
Qinghai, la más aventajada
De las seis regiones de interior que se han aprovechado para albergar un nuevo campo de parques eólicos y solares, Qinghai presenta ventajas decisivas: se trata de una zona ventosa, luminosa y poco poblada. En esta región también se encuentra el nacimiento del río Amarillo. Un buen día de finales de septiembre, Yang Xueli se quedó mirando la presa de Longyangxia, una central hidroeléctrica que desempeña un papel fundamental en la red eléctrica de China.
No había ni una nube en el cielo (Qinghai es una de las provincias más soleadas de China) y el agua se veía verde a la luz del mediodía. Los campos de paneles solares no están lejos, por lo que aquí se encuentra la mayor instalación combinada de energía solar e hidroeléctrica del mundo. En palabras de Yang, subdirector de la estación hidroeléctrica, «el agua y la luz se complementan. Cuando la luz es intermitente, nos ajustamos con energía hidráulica».
Incluso en lugares secos y soleados como Qinghai, el tiempo puede ser imprevisible y la energía generada por la luz solar, al igual que el viento, varía según las condiciones meteorológicas. La energía de la presa es fiable, lo que garantiza que la línea de ultra alta tensión pueda transportar una carga completa de electricidad.
Yang confía en que, a medida que la tecnología vaya evolucionando, la energía procedente de energías renovables suplirá las necesidades de carbón. La instalación se extiende por unos 600 kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de Singapur. Cuando esté en funcionamiento, generará unos 18,7 gigavatios, lo que equivale a todas las necesidades energéticas de Israel o al doble de las de Nueva Zelanda.
Es más que suficiente para los 6 millones de habitantes de Qinghai, que a principios de este año se convirtió en la primera provincia china en funcionar con energía renovable durante un mes completo. Los propios cables son “agnósticos”; por ahora, la mayor parte de la electricidad que transportan sigue procediendo de centrales eléctricas de carbón.
China se alinea con la reducción de emisiones hasta 2030
China se ha comprometido a que todas las nuevas líneas eléctricas que atraviesen las provincias transmitan, al menos, un 50 % de energía renovable, según la hoja de ruta publicada por el gobierno en octubre, en la que se detalla cómo se limitarán las emisiones de carbono para 2030. Dos empresas se encargarán de la construcción.
El principal proveedor de electricidad del país, State Grid, de propiedad estatal, ha anunciado una expansión de 350 000 millones de dólares hasta 2025 en la que se incluye la ultra alta tensión, aunque no a gran escala. Ya cuenta con 26 líneas en funcionamiento, cinco en construcción y otras siete previstas para los próximos tres años.
Para entonces, todas las líneas de ultra alta tensión transprovinciales de State Grid transportarán, al menos, un 50 % de energía limpia, según su plan para alcanzar los objetivos nacionales en materia de carbono, publicado en marzo. China Southern Power Grid, el otro gran operador, cuenta con cuatro líneas de ultra alta tensión y tiene previsto invertir más de 100 000 millones de dólares en la ampliación de su red hasta 2025, aunque no ha detallado su inversión específica en ultra alta tensión.
Ambos operadores de red declinaron las solicitudes de entrevista para este artículo y no conseguimos contactar con la Administración Nacional de Energía, que se espera que publique su último plan quinquenal para la red eléctrica este mes.
También habrá otros ganadores: las empresas eólicas y solares, que ya dominan las energías renovables en el mundo, los fabricantes de equipos de red y de almacenamiento de energía y los comerciantes de materias primas que suministran el cobre que se utiliza para conducir la electricidad.
En la bolsa de Shanghái, las acciones de Nari Technology Co., la filial de State Grid dedicada a la fabricación de equipos, se han duplicado con creces en el último año y, según los analistas, todo apunta a que seguirán al alza. Sieyuan Electric, fabricante de componentes eléctricos, el distribuidor de energía State Grid Information & Communication (SGIC) y el fabricante de transformadores TGOOD Electric son los favoritos para superar los resultados. A los detractores no les gusta el coste de la red de ultra alta tensión y es posible que la falta de desarrollo de tecnología pueda mermar la rentabilidad de la importante inversión.
Las líneas chinas también han sufrido un bajo índice de utilización. Los operadores de la red y el gobierno están tratando de sincronizar el desarrollo de la nueva generación de energía con la construcción de líneas de ultra alta tensión que darán cabida a una mayor porción de energía limpia, según el analista de BloombergNEF Lin Wang en Pekín. No hay escasez de demanda.
David Fishman, analista de The Lantau Group con sede en Hong Kong, considera que muchas compañías internacionales que operan en China se han fijado plazos estrictos para utilizar un 100 por 100 de energía limpia: «si estás en el sur o el este de China y tienes una demanda de energía renovable cada vez mayor, pero la capacidad de instalación te limita, la ultra alta tensión es tu único acceso a las renovables».