Europa está empezando a encontrar el límite a la energía eólica marina, en auge durante décadas. Se puede comprobar con mayor claridad en los lugares que han sido más rápidos al instalar capacidad. Países como Dinamarca y Suecia están empezando a toparse con un muro de crecimiento a medida que los precios de la energía y los incentivos caen demasiado bajo como para que valga la pena construir proyectos. El último ejemplo es una subasta del Gobierno danés para energía eólica marina que no atrajo ninguna oferta.

La disminución de los proyectos eólicos podría hacer que los países dependan más de la quema de combustibles fósiles durante más tiempo. La energía eólica marina se ha vuelto más barata durante años, pero ese éxito se está desvaneciendo a medida que los proyectos luchan contra las presiones de los costes.