El fondo soberano de Noruega, valorado en 1,8 billones de euros, desinvirtió en 49 empresas el año pasado basándose en evaluaciones de sostenibilidad, frente a las 86 del año anterior, manteniendo su enfoque en ESG a pesar de la reacción generalizada contra los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza.

A finales de 2025, el 74% de las emisiones financiadas de las empresas en la cartera del fondo estaban cubiertas por los objetivos de emisiones netas cero para 2050, dijo Norges Bank Investment Management (NBIM) -como se le conoce oficialmente- en su informe anual de sostenibilidad. De las desinversiones, cinco estaban asociadas al riesgo climático, 15 a una gestión insuficiente del riesgo relacionado con los derechos humanos y ocho a la lucha contra la corrupción.