Glencore hace un guiño al activismo con su adiós al crudo ruso
Glencore se desprende de su participación en la petrolera Russneft tras más de 20 años y en plena campaña de Bluebell Capital para que se divida en dos
Glencore pondrá fin a más de 20 años de participación en la petrolera rusa Russneft. La minera británica aprovechó la presentación de sus resultados para anunciar la venta, que se recibe como una pequeña victoria para el activismo accionarial, que pedía a la compañía la segregación del negocio en dos divisiones como parte de su proceso de descarbonización.
Los detalles de la venta no fueron revelados. Glencore no especificó el montante de la operación ni el comprador, sino que se limitó a aclarar que su salida de Russneft se firmó el pasado diciembre, y espera completarla en la primera mitad de este año.
Las acciones de la minera subieron un 1 por ciento y se sitúan en sus máximos de los últimos 10 años. Los títulos de la compañía rusa, por su parte, subieron un 5 por ciento en la Bolsa de Moscú.
El verdugo de Danone, a por Glencore
Glencore tampoco especificó el motivo que ha impulsado la venta de su paquete accionarial, aunque el anuncio coincide con los movimientos de presión del el fondo activista europeo Bluebell Capital.
El ‘verdugo’ de Danone, que obligó a la firma francesa a remodelar su consejo, Bluebell Capital publicó una carta en la que pedía a la minera escindir su negocio de carbón.
“El verdadero debate no debe ser sobre si debe segregar [el negocio], sino cómo debe ejecutarse, teniendo en cuenta las consideraciones financieras y ambientales que respaldan la estrategia de Glencore para consumir carbón de manera responsable”, señalaba el fondo.
“Debido a su negocio de carbón, Glencore no es una empresa en la que los inversores puedan colocar la sostenibilidad en el centro de sus inversiones”, añade la misiva dirigida a uno de los mayores exportadores de carbón a nivel global.
La estrategia propuesta por Bluebell consistía en escindir el negocio de carbón con una estructura dual de acciones. En este sistema, la minera retendría los títulos de tipo ‘A’, aquellos que le otorgarían el control del negocio escindido y los derechos de comercialización del carbón.
Sin embargo, dejaría a Glencore con un 9,09 de participación de la nueva división, mientras que los accionistas obtendrían los títulos de tipo ‘B’ y el 90,91 por ciento del control de las acciones.
5.000 millones de beneficios frente a las pérdidas de 2020
Intenciones a las que se opuso la cúpula de la compañía, encabezada por el director ejecutivo, Gary Nagle. El directivo dijo que Glencore no tenía “a ninguno de nuestros principales inversores” pidiendo la segregación del negocio. Incluso apuntó que esta maniobra podría derivar en un “escenario equivocado”.
Otra de las posibles explicaciones es que la minera haya aprovechado el buen momento del petróleo para deshacer posiciones en una empresa que le supuso una serie de controversias el año pasado.
Durante varios meses de 2021, Glencore dejó de encargar petróleo a Russneft después de que la Unión Europea impusiera una sanción a su anterior propietario, el empresario Mikhail Gutseriyev, por sus vínculos con el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.
Así, con el crudo en máximos de los últimos ocho años, por encima de los 90 dólares, el movimiento respondería a una toma de beneficios. “Glencore elige el momento adecuado para salir de Russneft. Los precios del petróleo son buenos, mientras que es un activo bastante arriesgado”, señalaron fuentes de mercado a la agencia Reuters.
El anuncio de Glencore llegó después de que la compañía anunciara que en 2021 obtuvo un beneficio de 4.974 millones de dólares en comparación con las pérdidas de 1.900 millones de 2020, afectada entonces por el impacto de la pandemia de Covid-19 en sus operaciones.
La facturación de la compañía se elevó en un 43 por ciento respecto a los ingresos del año de la pandemia hasta superar los 203.000 millones de dólares. El resultado bruto de explotación -ebitda- se disparó en un 84 por ciento hasta una cifra récord por encima de los 21.300 millones.
“A pesar de los desafíos continuos del Covid, 2021 fue un año extraordinario que refleja la creciente demanda de nuestros productos de metales y energía”, dijo Gary Nagle.