IAG y el sector aéreo: lograr el net zero saldrá caro

IAG y el sector aéreo se enfrentan al reto de asumir o trasladar al cliente una fuerte subida de precios derivada de la adopción de los combustibles limpios

Probablemente tendremos que volar menos. Y cuando nos subamos un avión, costará más, mucho más, de una forma u otra.

Esas son las conclusiones de un nuevo informe de la ONG, Consejo Internacional de Transporte Limpio, que ha analizado cómo la industria de las aerolíneas, en las que figura la española IAG, pero también otras europeas como Lufthansa o AIR France-KML, podría reducir las emisiones en consonancia con los objetivos climáticos.

La gente “todavía podrá volar en el futuro y hacerlo con la conciencia limpia”, dijo Brandon Graver, co-autor del estudio e investigador sénior de aviación en el organización.

“Pero va a ser costoso, y tenemos que tener discusiones sobre quién va a pagar por eso”, añade.

La principal asociación de la aerolíneas mundiales se comprometió a ser cero neto en 2050 el año pasado y la agencia que supervisa la industria establecerá su propio objetivo climático durante este año.

Asumir el Acuerdo de París

En 2015, más de 190 países acordaron reducir las emisiones a un nivel que mantendría el calentamiento futuro por debajo de 2 grados centígrados, idealmente a 1,5 grados, en comparación con niveles preindustriales.

Alinear la aviación con los objetivos de París “es posible pero requerirá una ambición e inversión significativas”, advierte el nuevo informe.

En él, en cada escenario, el mayor recorte en emisiones viene de la misma fuente: los combustibles de aviación sostenibles o SAF.
El camino más ambicioso pasa por que los combustibles alternativos comprendan el 17 por ciento del uso de combustible de aeronaves para 2030 y el 100 por 100 para 2050.

En un escenario moderado, los combustibles limpios solo constituirían el 3 por ciento del total en 2030 y para mediados de siglo llegaría al 50 por ciento.

Los combustibles sostenibles son actualmente mucho más caros que el combustible de aviación tradicional.

El informe sugiere que los gobiernos deberían impulsar reformas normativas que fomenten su uso, por ejemplo a través de exenciones fiscales y otras políticas que incremente el coste de los combustibles fósiles.

De cualquier manera, las aerolíneas probablemente trasladarán algunos de estos costes a los pasajeros y clientes, que podría tener repercusiones en el volumen de pasajeros que transportará la industria.

Así, el escenario más agresivo en reducción de carbono, podría reducir un 7 por ciento el tráfico de pasajeros mundial e impulsar los precios un 22 por ciento en 2050. El coste del combustible es este caso se incrementaría un 70 por ciento.

Reducir las emisiones de forma agresiva puede llegar a impulsar un 22% los precios de los billetes en 2050

Incluso así la ruta solo sería consistente con una reducción del calentamiento de 1,75 grados objetivo; por encima del Acuerdo de París.

La industria de la aviación es “un sector realmente difícil de descarbonizar”, si no el más difícil, apunta Samantha Gross, directora de Seguridad Energética y Clima de Brookings Iniciativa.

Como consecuencia, “será uno de los últimos, más caros y más duros en la eliminación de emisiones”.

El informe también describe las mejoras continuas en diseño de aviones y patrones de vuelo, que podrían reducir el clima contaminación de cada vuelo.

A largo plazo los aviones eléctricos o impulsados con hidrógeno deberían ganar cuota en los vuelos de corto alcance.
Otra forma en que la industria de las aerolíneas podría recudir emisiones es mediante compensaciones. Para ello tendrían en activos amigables con el clima que puedan prevenir o mitigar la reducción de emisiones.

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