La crisis climática que se esconde tras los muros de Wall Street

Si la industria financiera norteamericana fuera un país, sería el quinto emisor de gases contaminantes del mundo

Si el sector de servicios financieros estadounidense que habita en Wall Street fuese un país, sería el quinto del mundo en emisiones de gases de efecto invernadero.

Según un estudio publicado por el Sierra Club y el Center for American Progress, ocho de los principales bancos de los Estados Unidos y 10 de sus mayores gestores de activos financiaron aproximadamente 2000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono, de conformidad con los informes del cierre del ejercicio de 2020, o alrededor del 1 por ciento menos de lo que produjo Rusia.

Estas emisiones corresponden a 432 millones de turismos conducidos durante un año, una cifra que habría sido muy superior si se hubiesen incluido los datos correspondientes al alcance 3, así como otros factores -el alcance 3 representa las emisiones producidas por la cadena de suministro y los clientes de una determinada empresa-.

¿Cuáles son las consecuencias financieras de tal destrucción atmosférica? Los autores del informe instan a la Administración de Biden a adoptar medidas inmediatas para reducir drásticamente los efectos del sector financiero sobre el calentamiento global, so pena de desencadenar una crisis financiera que hará palidecer a la de 2008.

Los gigantes financieros habrían financiado 2000 millones de toneladas de emisiones de carbono

Salvo que la Casa Blanca consiga llevar a cabo la transición de combustibles fósiles de una manera sistemática, las consecuencias podrían afectar a todo el sistema financiero y provocar «terribles efectos en toda la economía de los Estados Unidos», según el informe. Asimismo, el informe apunta que la aseguradora Swiss Re afirmó en mayo que existe el riesgo de que la economía global pierda más del 18 por ciento del PIB actual para 2048 si no se toman medidas con respecto a la crisis climática.

Para ofrecer un poco de perspectiva: la economía estadounidense se contrajo alrededor de un 4,3 por ciento durante la Gran Recesión. Y, tal como sucedió en 2008, las personas que más sufrirán un derrumbe económico provocado por la crisis climática serán aquellas que menos han contribuido a la misma: comunidades de color y con rentas bajas, en opinión de los investigadores.

“Las inversiones tóxicas de Wall Street en combustibles fósiles amenazan el futuro de nuestro planeta y la estabilidad de nuestro sistema financiero y nos ponen a todos en riesgo, especialmente a nuestras comunidades más vulnerables”, afirma Ben Cushing, director de la campaña Fossil-Free Finance del Sierra Club. «Los organismos reguladores no pueden seguir ignorando la alarmante contribución de Wall Street a la crisis climática».

Los avances del gobierno federal

La semana pasada, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva que ordena al gobierno federal a reducir drásticamente su huella de carbono, con el objetivo de alcanzar unas emisiones cero netas de gases de efecto invernadero en todas sus operaciones para 2050.

Biden pide a los organismos estadounidenses que gasten miles de millones de dólares en coches eléctricos, energía limpia y mejoras en edificios para alcanzar este objetivo.

Según los autores del nuevo informe, titulado Wall Street’s Carbon Bubble, Biden tiene que ir también a por los bancos y las empresas de inversión. «La presentación de datos supone un paso esencial y fundamental para mitigar el riesgo del mercado», se lee en este informe de 24 páginas.

“Sin embargo, la presentación de datos por sí sola no resulta suficiente y debe ir acompañada de una regulación sensata». Con el objetivo de mitigar los riesgos financieros vinculados al clima que plantea la exposición de Wall Street a los sectores que emiten grandes cantidades de carbono, el informe afirma que los organismos reguladores, entre ellos la Comisión de Valores y Bolsa y el Departamento de Trabajo, deberían adoptar, como mínimo, las siguientes medidas:

  • Exigir a todas las instituciones financieras que comuniquen todas las emisiones incluidas en sus carteras y atribuibles a las empresas a las que prestan servicios.
  • Garantizar que los fiduciarios de inversiones cumplan sus compromisos con los clientes y el público, incluidos los relacionados con la manera de invertir y el sentido de sus votos.
  • Incorporar el riesgo climático en las calificaciones de supervisión que asignan a los bancos.
  • Llevar a cabo test de estrés relativas al clima para identificar las posibles pérdidas de los bancos debidas al cambio climático (Moody’s Investors Service calcula que los bancos a nivel mundial cuentan con 22 billones de dólares de exposición a los sectores intensivos en carbono).
  • Exigir a los bancos que financien inversiones más arriesgadas con más capital social y menos deuda.
  • Aplicar recargos por riesgo climático a los «bancos de importancia sistémica mundial».
  • Ajustar las primas del seguro de depósitos para reflejar los riesgos relacionados con el clima.
  • Abordar de forma proactiva las cuestiones de justicia racial y económica que se derivan de estas reformas vinculadas al riesgo climático.

¿Quién está detrás de todo ese CO2 en la atmósfera y quizás de la próxima crisis financiera? JPMorgan Chase & Co., Citigroup, Wells Fargo y Bank of America han sido las principales fuentes de financiación del sector de los combustibles fósiles.

En conjunto, los ocho bancos incluidos en el informe financiaron unos 668 millones de toneladas métricas de CO2 equivalente (lo que correspondería a 145 millones de turismos conducidos durante un año) con respecto a los 5,3 billones de dólares de exposición crediticia que los investigadores evaluaron.

Las actividades de los 10 gestores de activos conllevaron 1.300 millones de toneladas de CO2 equivalente, o 287 millones de turismos. Según el informe, si continúan las emisiones sin restricciones apoyadas por la industria financiera, los incendios forestales mortales, las sequías, las olas de calor, los huracanes, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos no harán más que empeorar, y «los esfuerzos para mitigar las emisiones se volverán más difíciles y costosos».

Paradójicamente, el sector financiero corre el mismo riesgo que las emisiones que financia, ya que los efectos del calentamiento del planeta podrían provocar pérdidas catastróficas en los mercados mundiales de capitales.

«Si no se aborda», afirma en el informe Andres Vinelli, vicepresidente de política económica del Center for American Progress, «el cambio climático podría provocar una crisis financiera mayor que cualquier otra que se recuerde».

(El informe analiza las actividades de Bank of America, Bank of New York Mellon, Citigroup, Goldman Sachs, JPMorgan, Morgan Stanley, State Street y Wells Fargo. Los gestores de activos analizados fueron Bank of NY Mellon Investment Management, BlackRock, Capital Group, Fidelity Investments, Goldman Sachs Asset Management, JPMorgan Asset Management, Morgan Stanley Investment Management, Pimco, State Street Global Advisors y Vanguard Group)

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