La guerra de la alimentación salta de los supermercados a los fabricantes

El activismo exige a Nestlé, Danone, Kellogg’s y Kraft Heinz que den más información sobre su gama de producto saludable. Otro foco de tensión en medio de la fuerte subida de las materias primas alimenticias

Algunos de los mayores fabricantes de alimentos del mundo tendrán que enfrentarse a nuevas presiones por parte del activismo accionarial, que insta a las grandes compañías del sector a nivel global a seguir el ejemplo de Unilever.

ShareAction, uno de los mayores grupos de inversores activistas del mundo, reclama a gigantes como Nestlé, Danone, Kellog’s y Kraft Heinz que ofrezcan una mayor divulgación sobre qué porcentaje de las ventas corresponden a alimentos saludables.

Supone otro punto de tensión para las marcas, a medida que los precios de los alimentos se han disparado a raíz de la guerra de Ucrania y la escalada de los combustibles.  Productos como la soja, el maíz o el trigo, que son además indispensables para la alimentación de la ganadería, han subido más de un 30 por ciento en lo que llevamos de año, y se sitúan cerca o incluso por encima de sus máximos históricos.

Se suma, además, a las campañas del activismo financiero para forzar a algunas grandes cadenas de supermercados a mejorar las condiciones de sus trabajadores y a tener en cuenta las implicaciones medioambientales de sus negocios, como reveló el caso de la cadena Sainsbury's y Doñana.

Unilever, el germen

La propuesta nace de los compromisos adoptados por Unilever a comienzos de año. El gigante de la alimentación, presionado precisamente por activistas como ShareAction, dijo que presentaría un informe público a sus inversores para detallar qué porcentaje de sus ventas corresponde a productos saludables, así como que establecería sus propias métricas para revelar qué productos se ajustan a los estándares nutricionales gubernamentales.

Ahora, ShareAction traslada la presión a otros gigantes de la industria global de la alimentación a petición de los inversores aglutinados en la plataforma, que gestionan cerca de 3 billones de dólares. Gestoras como Legal & General y BMO Asset Management; fondos éticos como Castlefield Investment Partners y Rathbone; fondos de pensiones como Northern LGPS y minoristas de inversión sostenible como Grünfin forman parte de los firmantes de la iniciativa.

La propuesta pide a los grandes competidores de Unilever que divulguen objetivos y estrategias similares de cara al próximo año, alegando las mayores preocupaciones por mejorar la salud de los consumidores y para promover más transparencia en la información que divulguen los fabricantes.

Por ejemplo, Nestlé afirma que más del 80 por ciento de sus ventas son saludables, lo que significa que cumplen con los criterios de la Fundación Nutricional del propio grupo suizo. Sin embargo, ShareAction recuerda los datos de la Iniciativa de Acceso a la Nutrición (ATNI), un organismo que realiza evaluaciones independientes, y que señala que solo algo más del 40 por ciento cumple con los estándares en nutrición.

La situación se repite en el resto de grupos. Danone refleja en su informe anual un porcentaje del 90 por ciento, mientras que la ATNI sitúa la cifra en el 65 por ciento. Kraft Heinz argumenta que llega hasta el 76 por ciento, mientras que la ATNI reduce el porcentaje a apenas el 39 por ciento. En el caso de Kellog’s, el grupo estadounidense no revela esa información, pero los cálculos de la ATNI marcan solo un 27 por ciento de las ventas.

La preocupación de los inversores crece

Una encuesta realizada por la firma de investigación británica Censuswide refleja el cambio de tendencia que apunta a una mayor preocupación de la sociedad por cuestiones relacionadas con la salud.

Para ello, Censuswide evaluó una muestra de mercados como Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia, Australia y México, revelando los “abrumadores apoyos” a esta tesis.

Más de un 80 por ciento está a favor de una regulación gubernamental para hacer que los alimentos saludables sean más baratos, y un 75 por ciento quiere que los fabricantes produzcan alternativas de productos más saludables.

Más de un 70 por ciento de los consumidores encuestados cree que los fabricantes juegan un papel importante al influir en sus elecciones dietéticas y quiere que las grandes compañías reformulen los alimentos menos saludables. 

A más de la mitad le gustaría consumir productos más saludables, mientras que solo un 40 por ciento confía en que los fabricantes estén haciendo lo que dicen a la hora de promover una buena salud.

“Los inversores necesitan que las empresas utilicen métricas de salud estandarizadas para determinar su exposición al riesgo regulatorio y en relación con los competidores”, explica Ignacio Vázquez, gerente senior en ShareAction.

“En línea con su ambición de ser líderes en nutrición y salud, hacemos un llamado a estas compañías de alimentos para que sigan a Unilever y se comprometan a una mayor divulgación sobre sus ventas y aumenten sus ambiciones en este área”, afirma.

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