La guerra en Ucrania aviva el debate sobre el greenwashing
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha creado escepticismo en torno a la industria de la gestión de activos por algunos de los activos en los que invierte
El concepto ESG es cada vez más difícil de entender. Desde hace años, los gestores de fondo han pregonado su apuesta por el medio ambiente, los asuntos sociales y las cuestiones de Gobernanza, pero han sido criticados por tener acciones de petroleras, armamentísticas y minería.
Las críticas a la industria ESG han aumentado con la guerra de Ucrania. La invasión, hace tres semanas, lanzada por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha tenido un fuerte impacto en los productos de inversión responsable.
Se supo que los denominados fondos ESG tenían 8.300 millones de dólares asignados en bonos del Gobierno y empresas rusas. Si bien la cifra es pequeña, en comparación con los aproximadamente 2,7 billones que acumulan este tipo de fondos a nivel global, esta situación ha reflejado el escepticismo que sigue rodeando a la ESG.
El mayor fondo cotizado -ETF- sostenible, iShares ESG Aware MSCI USA de Blackrock, que cuenta con 22.900 millones de dólares, tiene más de un 3 por ciento de sus activos invertidos en los sectores del petróleo y el gas, dos de las industrias más contaminantes del planeta.
Críticas de altos rangos
El ataque de Putin ha provocado incluso que la ex ministra de Finanzas de Ucrania, Natalie Jaresko, haya criticado a la inversión responsable en una columna publicada en Financial Times el pasado 3 de marzo.
En ella explicaba que la guerra que ha iniciado el Kremlin plantea interrogantes para las empresas que han “profesado de forma vociferante las virtudes de los criterios ESG”.
Se trata, a su juicio, de “un momento de la verdad” para la industria, a medida que el fenómeno del ‘greenwashing’ se ha transformado en un “lavado ESG” (‘ESG-washing’, citando la referencia original en inglés).
“Con demasiada frecuencia, las empresas y sus ejecutivos son responsables de ocultar, a través del marketing, lo que realmente están haciendo, lo que podría llamarse de forma más precisa ‘ESG-washing’”, dijo Jaresko.
La exministra ucraniana hizo un llamamiento para que las empresas pongan fin a sus vínculos con el Ejecutivo de Putin. Desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero, el éxodo de compañías se ha acelerado, empezando por la petrolera británica BP y rápidamente extendiéndose a decenas de marcas a nivel global.
La pregunta es si están planteándose volver en algún momento, y lo que será más importante para ellos, si alguna vez recuperarán el valor de sus negocios abandonados de un país que casi de la noche a la mañana se ha convertido en la nación con más sanciones internacionales del mundo. Algunos de esos activos ya se han comenzado a nacionalizar.
No hay relación estadística entre Rusia y la ESG
Elizabeth Demers, Jurian Hendrikse, Phillip Joos y Baruch Lev, profesores universitarios, publicaron un estudio en el que cuestionaban por qué las empresas pudieron mantener sus calificaciones ESG altas tras invertir tanta cantidad en Rusia, un país plagado por la corrupción durante demasiado tiempo.
Entre sus conclusiones, los expertos coincidieron en que no existe una relación estadística entre los rating ESG y la respuesta de las empresas a Rusia.
“Si usted es un inversor que ha estado eligiendo acciones basándose en calificaciones ESG, bajo el supuesto de que es probable que su dinero sea financiar un comportamiento empresarial más socialmente responsable, particularmente en períodos de crisis extrema como la invasión rusa, deberías estar muy decepcionado”, dijeron los profesores, sumando nuevas voces al coro de escépticos sobre la utilidad de los ratings ESG.
En su opinión, las afirmaciones de Jaresko están plenamente justificadas ya que las empresas “no siguen la discusión sobre un comportamiento corporativo socialmente responsable”.
“Nuestras evidencias sugieren que las empresas europeas que tienen una puntuación ESG más alta, incluso aquellas con calificaciones sociales, no tienen más probabilidad de tomar medidas significativas en respuesta a la invasión de Ucrania”, dijeron los autores del estudio.
Entonces, ¿en qué lugar deja eso a la ESG? No está claro que todo el escepticismo esté teniendo algún impacto a medida que el dinero sigue llegando al sector. La semana pasada, los ETF centrados en ESG captaron 1.800 millones de dólares, la mayor cantidad desde principios de febrero.
Los defensores de la ESG dicen que los escépticos no entienden cómo se usa la ESG en un proceso de inversión. No se trata de hacer el bien con su dinero, per se. En su lugar, sostienen que es esencialmente una herramienta para ayudar a medir la resiliencia de una empresa frente a los riesgos ESG importantes, siempre desde un punto de vista financiero.
El proveedor líder de calificaciones ESG del mundo, MSCI, afirma en su página web que estas no son “una medida general de la bondad corporativa”; que sirve de resumen para conocer la situación.