Las Big Tech apuestan por la captura de carbono
Alphabet o Meta, la red social de Mark Zuckerberg, son algunas de las grandes tecnológicas que están invirtiendo conjuntamente para acelerar startups que desarrollen esta tecnología
Algunas de las empresas más grandes del mundo, entre ellas algunas de las englobadas en el grupo conocido como Big Tech, van a invertir 925 millones de dólares en impulsar soluciones que permitan eliminar el dióxido de carbono (CO2) del aire.
El fondo Frontier, un conglomerado propiedad de Stripe, ha recibido financiación de grandes tecnológicas, como Alphabet, Shopify, Meta Platforms y McKinsey.
Con esos fondos, quiere respaldar a empresas con negocios incipientes de captura de carbono para que puedan escalar y reducir el coste de retirar cada tonelada del aire; un movimiento que creen que luego podría ser aprovechado por otras compañías para retirar emisiones de CO2.
Los expertos climáticos tienen claro que todas las empresas del mundo tiene que reducir las emisiones, ya sea a través de la mudanza a la energía renovable, u otras alternativas libres de carbono y en Estados Unidos una parte de la transición se quiere impulsar con esta tecnología.
Soluciones caras
De hecho, existe voces que defienden que el proceso de reducción de emisiones se ha retrasado tanto que no será posible alcanzar los objetivos climáticos globales sin eliminar parte del CO2 que se emiten.
Estas tecnologías podrían combinarse con otras herramientas naturales, como es la reforestación. Los defensores de las nuevas tecnologías, sin embargo, esgrimen que la reforestación cuenta con el inconveniente de que en caso de incendio, las emisiones de CO2 se disparan. Sin embargo, es una herramienta ya viable a la que están recurriendo numerosas compañías para compensar su huella de carbono.
Muchas de las tecnologías de carbono que existen son caras y todavía no están bien contrastadas; de ahí la necesidad de acelerar la viabilidad de posibles nuevos proyectos.
Un gran desafío
“Si no nos apresuramos y descubrimos el potencial real de estas tecnologías, el mundo tendrá un gran desafío”, apunta Nan Ransohoff, jefe de clima en Stripe. Uno de los ejemplos son las hasta 6.000 millones de toneladas que tendrán que ser removidas anualmente de aquí a 2050, según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.
“Confiamos en tecnologías que no sabemos que pueden llegar a esa escala”, añadió Ransohoff. Ahí es donde Frontier puede ayudar.
Stripe defiende que su modelo se ha ido perfeccionando en los últimos años. Así es como funcionará: startups con tecnologías que extraen CO2 del aire ponen en marcha el proyecto y se les hace un seguimiento. En este sentido, el fondo evaluará esas tecnologías con un grupo de expertos, que tendrán en cuenta factores tales como:
- Permanencia: ¿Cuánto tiempo permanecerá almacenado el carbono?
- Huella: ¿Cuánta área de tierra por tonelada tendrá la tecnología?
- Coste: ¿Puede la tecnología llegar a costar meno de 100 dólares por tonelada?
- Capacidad: ¿Puede capturar al menos 500 millones de toneladas cada año?
- Justicia: ¿Cómo afectará a la comunidad local donde se construyan las plantas?
Una vez que los expertos estén satisfechos, Frontier negociará un precio por tonelada capturada y se comprometerá a un gasto millonario para adquirir las capturas.
Frontier pretende usar su músculo financiero para apoyar, primero, a tantas empresas de captura de carbono sea posible, y luego para maximizar la capacidad de captura de carbono de cada una de ellas.
El capital invertido en el fondo se invertirá hasta 2030 y Frontier deja la puerta abierta para que se unan otras compañías y también organismos gubernamentales.
Stripe y Shopify tienen cada uno un fondo similar a Frontier que ha apoyado hasta ahora a 14 y 22 nuevas empresas con 7 millones y 30 millones, respectivamente, en sendos acuerdos de compra.
Esos acuerdos han ayudado a las nuevas empresas a obtener inyecciones económicas desde el sector del capital riesgo, explica Peter Reinhardt, director ejecutivo de la startup de eliminación de carbono Charm Industrial. La ventaja es puede mostrar a los inversores un mercado garantizado para su producto.
A medida que las startups maduran, la apuesta es que estas empresas sean capaces de financiarse directamente en los mercados de deuda. Los contratos previamente firmados les servirán de ayuda.
La compra de vacunas, la referencia
Frontier se inspira en un mecanismo de financiación similar que apoyó el desarrollo de una vacuna antineumocócica en 2007. Los compradores objetivo de la vacuna eran personas residentes en países con bajos recursos, donde más de 700.000 personas mueren anualmente por bacteria del neumococo, pero cuyos gobiernos no daban el dinero por adelantado.
Así que la Fundación Bill y Melinda Gates y los gobiernos de algunas economías desarrolladas realizaron una compra inicial de 1.500 millones de dólares, que generó una demanda suficiente como para mover al mercado.
El resultado fue la inmunización de 150 millones de niños, con 700.000 vidas salvadas durante una década desde que se puso en marcha el programa. Un ejemplo más reciente es el presupuesto que se ha invertido en la compra de compromisos de vacunas Covid-19.
Cuando no existía tratamiento, cada dosis probablemente suponía 1.000 dólares en beneficios, según Susan Athey, profesora de economía de tecnología en la Stanford Graduate School of Business.
Los gobiernos pagaron una suma mucho menor por dosis, pero eso fue suficiente para que las grandes compañías farmacéuticas gastasen los miles de millones de dólares necesarios para fabricar la vacuna.
Este tipo de riesgos de desarrollo tecnológico generalmente lo toman gobiernos o viene de la filantropía. Entonces, ¿qué hacen las empresas privadas apoyando la innovación en etapas tan tempranas?.
El papel de las empresas
“Los gobiernos se mueven lento y no siempre pueden darse el lujo de mostrar compromisos sobre cómo gastan el dinero de los impuestos en ideas arriesgadas”, apunta Stacy Kauk, jefe de sostenibilidad en Shopify.
“Pienso en esto menos como filantropía y más como investigación y desarrollo”, añade Peter Freed, director de estrategia energética del Meta.
Tanto Meta como Google se han comprometido con la ruta Net zero, por lo que utilizarán compensaciones basadas en la naturaleza, pero también quieren apoyar una eliminación de carbono más sólida ayudando a abaratar las compras futuras, explica Kate Brandt, directora de sostenibilidad de Google.
El coste por tonelada retirada debe estar entre 40 y 140 dólares, dijo Dickon Pinner, de McKinsey, para ayudar al mundo a alcanzar los objetivos climáticos.