Los inversores particulares que deseen beneficiarse del extra de rentabilidad que supuestamente ofrece a largo plazo la inversión socialmente responsable (o ESG) lo tienen muy difícil para actuar por su cuenta, sin recurrir a un instrumento gestionado por profesionales de la inversión.  

Esa es una de las advertencias que realizó el director de análisis de la revista Inversión y finanzas.com, Josep Codina, en la masterclass que ofreció en el Foro Social Investor, titulada “La ESG y el reto de ganar dinero”. 

“Se puede ganar dinero (con la ESG). Aporta un plus de rentabilidad, pero las herramientas para inversores particulares no nos facilitan ese trabajo y, por eso, es un reto”, avisó Josep Codina. 

Falta de recursos para analizar la ESG 

Esta dificultad radica en la falta de recursos de los inversores particulares para analizar la aplicación de los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, según sus siglas en inglés), así como la complejidad de las normativas adoptadas a nivel europeo para impulsar este tipo de activos. 

“Es muy complejo desde el punto de vista del inversor el poderlo trabajar (…). Nos pueden colar gato por liebre con una facilidad enorme", alertó Codina.   

En ese sentido, Codina reconoció que la manera más fácil para acceder a este tipo de inversiones es hacerlo a través de índices ESG, ETF o fondos de inversión.  

“Apostando por este tipo de empresas o vehículos de inversión que aplican los criterios de forma profesional podemos mejorar las rentabilidades que se obtienen en el mercado normal. Solo por el mero hecho de sesgar nuestras carteras a índices que contemplen estos criterios ESG vamos a obtener un plus de rentabilidad respecto a si no lo aplicamos”, afirmó. 

Elegir bien el vehículo de inversión 

Eso sí, es preciso elegir bien el vehículo, pues el inversor puede tropezar con “un fondo con la etiqueta de inversión sostenible que no cumple los criterios”, por mucho que la regulación sea cada vez más estricta para evitar el ‘greenwashing’. 

“Los reguladores han intentado hacer una clasificación para intentar facilitarnos la vida a los inversores. Han inventado etiquetas como la etiqueta ISR, que es del Ministerio de Finanzas francés y que hace una supervisión sobre 321 fondos que están manejando 121 billones de euros de inversiones. Esa etiqueta supone que tienen el 90 por ciento de la cartera que cumple con criterios ESG”, relató. 

Sellos independientes de ESG 

Y ese es precisamente uno de los consejos que ofreció Codina para elegir un buen producto: optar por una cartera que obtenga una elevada puntuación ESG por parte de algún organismo independiente. 

"Hay que leer el prospecto del vehículo y ver si tiene alguna de estas etiquetas que nos dan algo más de garantía. Por ejemplo, webs como Mornigstar hacen rankings de fondos y de empresas. Tenemos que fiarnos del trabajo que hacen terceros porque nosotros no llegamos”, reflexionó. 

“Y, a partir de ahí, entrar en la cartera y ver si cumple, como mínimo, con nuestro propio estándar. Por ejemplo, ¿tiene Exxon en cartera? Estas son las únicas herramientas que tenemos”, añadió.