Crece el optimismo respecto a las emisiones de bonos ESG en Europa
Las grandes emisiones de bonos ESG durante los primeros compases de 2023, como las realizadas por Iberdrola y Telefónica, reactivan el optimismo respecto al mercado de renta fija sostenible
El mercado de los bonos ESG o verdes cerró el año 2022 con caídas de hasta el 22 por ciento que quedaron enmarcadas dentro de la desaceleración más amplia en las emisiones de bonos corporativos, pero de acuerdo a la opinión de Scope Ratings, la emisión de estos instrumentos de renta fija cuenta con el viento a favor para repuntar en 2023.
"Los valores vinculados a criterios ESG representaron el 30 por ciento de todas las emisiones de bonos corporativos no financieros europeos en 2022, en comparación con solo alrededor del 25 por ciento en 2021", explicó Eugenio Piliego, director de Scope Ratings.
Una cuota de mercado ampliada que, a ojos de Piliego, "probablemente se mantendrá estable este año".
Y es que, de acuerdo a los datos proporcionados por la agencia de ratings, la emisión de bonos ESG europeos en enero fue elevada, al alzarse hasta el entorno de los 15.000 millones de euros.
Un volumen que está por debajo de los cerca de 21.000 millones de euros emitidos hace un año, pero que cuenta con dos puntos fuertes a su favor.
Uno es el hecho de que no se atisba un nuevo cisne negro que provoque la caída de la actividad durante el año, como ocurrió con el comienzo de la guerra en Ucrania durante el mes de febrero de 2022.
Y el otro, que las emisiones de 2023 fueron claramente superiores a los 8.300 millones de euros lanzados al mercado en 2021, lo que habla del incremento progresivo del interés de las empresas en este tipo de instrumentos.
El afán de las empresas por aprovechar la demanda de bonos ESG
Tal y como explicaron desde Scope Ratings, la emisión a nivel global de bonos corporativos cayó bruscamente el año pasado en medio de la inflación, la subida de los tipos de interés y la creciente incertidumbre macroeconómica y del mercado, agravada por la guerra de Ucrania.
Sin embargo, recalcaron desde la agencia, "los tesoreros de las compañías se mostraron relativamente cómodos emitiendo deuda vinculada a criterios ESG y es probable que sigan estándolo, a juzgar por el aumento de la actividad de los mercados de capitales de deuda corporativa este año".
Una premisa que quisieron respaldar apuntando que, en lo poco que llevamos de 2023, grandes empresas europeas acudieron rápidamente al mercado para realizar operaciones vinculadas con el ESG.
Fue el caso de la francesa Engie, que emitió bonos verdes por valor de 2.750 millones de euros, así como de la británica Thames Water Utilities Finance, que emitió papel por valor de 1.650 millones de euros, y también de la compañía aérea Air France-KLM, cuya emisión fue de 1.000 millones de euros.
En España, esta tendencia se pudo comprobar en la emisión de bonos híbridos verdes por valor de 1.000 millones de euros llevada a cabo por Iberdrola, o en el bono verde híbrido lanzado por Telefónica, que también acudió al mercado de renta fija para emitir bonos ESG por valor de 1.000 millones de euros.
Un crecimiento que no debe llevar a la locura
A pesar de este buen inicio en el mercado de bonos ESG, y al optimismo del mercado respecto a las perspectivas para el resto del año, es importante recordar lo explicado por Andrés Sánchez Balcázar, director de deuda global de Pictet AM, a su paso por el podcast de Social Investor.
Y es que, a ojos del experto, "los bonos verdes tienen unos requerimientos que, a nuestro modo de ver, siguen siendo un poco laxos y permiten a los emisores destinar solo un porcentaje de la emisión a proyectos verdes".
Por ello, Balcázar reclamó que, antes de lanzarse a la compra de nuevos bonos verdes, los inversores evaluen al emisor de deuda en su conjunto, y se fijen en el uso que cada empresa pretende dar a la recaudación conseguida gracias a estas nuevas emisiones.