Parte del primer mes de guerra para la ESG
El 24 de febrero, Rusia entraba en Dombás, iniciando una guerra que ya dura un mes. Las empresas energéticas, de materias primas y de renovables son las que se han visto más beneficiadas y la ESG ha resistido, pero sin destacar
Del primer mes de guerra en Ucrania se pueden sacar muchas conclusiones. Una de ellas, que las materias primas y la energía han sido los sectores que más han ganado en el conflicto. Por otra parte, que los buenos rating ESG han tenido un efecto neutro en las cotizadas. A la cabeza de las subidas conviven los líderes en ESG con otros valores con peores calificaciones.
La guerra ha dejado un sinfín de sanciones a Rusia que ha trastocado el comportamiento de todos los mercados. La cumbre extraordinaria que la OTAN celebra este jueves servirá para conocer las nuevas respuestas que tomarán los países miembros ante un conflicto que ha trastocado los mercados.
En un primer momento, la ofensiva lanzada por Vladímir Putin generó cierta incertidumbre sobre cómo podrían resistir los activos ESG, aunque por el momento han conseguido mostrar al menos la misma resilencia que el conjunto del mercado desde que Rusia entrara en Ucrania a través de Dombás el pasado 24 de febrero.
Sirva como ejemplo la comparativa entre dos de los índices de MSCI, el mayor proveedor del mundo: el MSCI World, que aglutina a las compañías de mayor capitalización bursátil, sumó un 6 por ciento en el último mes; la misma revalorización que ofreció el índice ESG Leaders, compuesto por las cotizadas más avanzadas en la implementación de estos criterios.
Wall Street dobla a Europa
La guerra ha desgastado principalmente a las bolsas europeas, algo que se percibe en el comportamiento de los mercados desde finales de febrero.
Los tres sectores del S&P 500, referencia bursátil de Wall Street, que más han ganado en este periodo fueron los que replican acciones de construcción e ingeniería, alimentación y fertilizantes agrícolas; todas con una revalorización por encima del 20 por ciento.
En Europa, por el contrario, los subíndices que más subieron fueron los de materias primas, salud y energía, aunque en ningún caso se superó una ganancia del 10 por ciento. Ahí se notó especialmente que el conflicto se desarrolla en territorio europeo.
Entre algunas de las mayores subidas se encuentran empresas que cuentan con altos ratings en ESG.
Por ejemplo, la cadena de supermercados estadounidense Kroger o el grupo de fertilizantes Mosaic. Ambos cuentan con la calificación más alta de MSCI, que los pondera como líderes de mercado en ESG, y se sitúan en un perfil de riesgo medio -entre 20 y 30 puntos- según las métricas de Sustainalytics.
También hay empresas europeas con altos ratings que han sido protagonistas. La biofarmacéutica belga UCB, y la minera británica Antofagasta, cuentan con la nota más alta de MSCI, y se sitúan en un perfil bajo y medio, respectivamente, según Sustainalytics.
Petróleo y gas: ganar con la ESG también es posible
La energía, por su parte, ha sido el gran protagonista en el primer mes de guerra por la dependencia europea del petróleo y gas natural ruso. “Estamos frente a una crisis de precios, no a una crisis de suministro. La incertidumbre en torno a futuras acciones políticas mantiene al mercado alerta”, explica en un comentario Norbert Rucker, responsable de investigación y análisis de Julius Baer.
De nuevo, Estados Unidos volvió a superar el rendimiento europeo: el índice S&P Oil & Gas se revalorizó un 17 por ciento frente al 6 por ciento que sumó su par en el Stoxx 600.
Aquí entra en juego el debate sobre apostar por las empresas de estos sectores con mejores calificaciones en sostenibilidad o por aquellas con la mejor rentabilidad. La encuesta anual de la gestora Robeco, realizada sobre una muestra de 300 inversores institucionales, reveló las preferencias de estos inversores por las primeras.
En este punto, la balanza de la ESG se inclina hacia las cotizadas europeas. BP, Galp, Shell y Repsol cuentan con la nota más alta de MSCI, así como con las que concede la plataforma Carbon Disclosure Project (CDP), que también las valora con altas puntuaciones por encima de los 6 puntos sobre un máximo de 8, siendo esta la mejor nota.
Por su parte, Chevron y Exxon, dos de las ‘majors estadounidenses’ que consiguieron revalorizaciones a doble dígito en el último mes, están más rezagadas en su adaptación a la inversión responsable. MSCI las sitúa como empresas a mejorar, mientras que CDP las pondera con la peor nota en función de sus métricas.
En cuanto al gas, pese a que su precio se ha disparado por la capacidad de suministro de Rusia en el mercado europeo, el activismo climático aprovechó la tesitura de las sanciones a Putin para volver a pedir a Bruselas el veto a esta fuente de energía.
Renovables y oro sostenible, dos refugios ESG en forma de ETF
Las fuentes renovables han servido como refugio, convirtiéndose en una opción real para inversores que integren los riesgos climáticos en sus procesos.
El mayor fondo cotizado del mundo, el ETF iShares Global Clean Energy de Blackrock, sumó un 11 por ciento en el último mes. Los flujos de entrada de capital superaron los 600 millones de dólares, según los registros de Bloomberg, mientras que algunas de las acciones que replica, principalmente europeas, superaron su revalorización.
Su cartera está compuesta por acciones estadounidenses como Enphase Energy o SolarEdge y europeas como Vestas, Orsted y EDP Renovaveis. Todas son líderes de sus respectivos mercados en materia ESG, mientras que han sumado una revalorización a doble dígito desde que comenzase la invasión de Rusia.
Compañías españolas como el fabricante de aerogeneradores Siemens Gamesa o Iberdrola, que ocupan un peso importante en el ETF, registraron ganancias inferiores en el último mes aunque se mantuvieron en positivo.
El oro también ha sido uno de los tradicionales refugios en periodo de incertidumbre, mientras que su variante ‘sostenible’, ha confirmado que existe una alternativa que deja buenos rendimientos en periodos de crisis.
Como ejemplo, el ETF ESG Gold Mining, de la gestora sueca Auag, ha sumado cerca de un 10 por ciento en el último mes replicando el comportamiento de su índice de referencia, elaborado por Solactive. A su vez, este está compuesto por compañías que, pese a dedicarse a la extracción de metales preciosos, se destacan por realizar sus actividades desde un enfoque sostenible.
Algunas como Agnico Eagle Mines, la de mayor peso en el ETF, es líder en este segmento según MSCI, mientras que las calificaciones de otros proveedores como CDP y Sustainalytics le otorgan un perfil de riesgos medio.
La nuclear se impone
La crisis energética derivada de la guerra volvió a poner sobre la mesa el debate sobre si la energía nuclear debería formar parte de la industria de la inversión responsable.
La propia Comisión Europea estudia su incorporación en la taxonomía ‘verde’, lo que disparó el rendimiento de los ETF que replican el comportamiento de la principal materia prima de la energía nuclear, el uranio. Algo que ha vuelto a suceder a raíz de la guerra en Ucrania.
Dos de los mayores ETFs del mundo, North Shore Global Uranium Mining, y Global X Uranium, sumaron más de un 20 por ciento en el último mes. Sin embargo, cotizadas como Cameco y Nac Kazatomprom, las de mayor presencia en la cartera, no son precisamente ESG y, o bien no cuentan con ratings por parte de los proveedores, o no son lo suficientemente altos.
Entretanto, el mercado de emisiones de carbono europeo (ETS), uno de los medidores de la evolución de la transición energética entre las empresas, ha puesto punto y final al rally alcista que venía acumulando desde el año pasado: si bien en el último año su capitalización se vio duplicada, desde el comienzo del conflicto de Ucrania ha retrocedido un 13 por ciento, lo que indica cierto retraso en la comercialización de las emisiones.