Petrobras arranca su camino hacia la transición energética con fuertes caídas en bolsa
Petrobras comenzó el año con una caída del 7,56% que proyecta las dudas de los inversores respecto al nuevo rumbo de una petrolera dispuesta a impulsar su transición energética
Petrobras arrancó el año bursátil de 2023, que está llamado a marcar su camino hacia la transición energética, con una caída del 7,56 por ciento en el valor de sus acciones.
Un desplome que extendió hasta el 8,76 por ciento la caída de la petrolera en las cinco sesiones transcurridas hasta el 3 de enero, y que estuvo marcado por el inicio de la nueva presidencia de Lula da Silva.
Y es que la victoria del candidato progresista se entendió como el triunfo popular de un plebiscito brasileño en torno al futuro de la nación en múltiples materias, como la del rumbo previsto para las inversiones en el ecosistema de inversiones ESG, por ejemplo.
Pero los grandes inversores en la petrolera estatal no parecen estar contentos con la nueva hoja ruta prevista para la compañía, y castigaron con fuertes recortes el comienzo de su nuevo camino.
El nuevo presidente de Petrobras quiere acelerar el uso de renovables
Lula da Silva llegó al poder del Parlamento brasileño prometiendo un cambio radical respecto al camino trazado por la nación latinoamericana bajo el mandato de su anterior líder, Jair Bolsonaro. Y en sus primeros días al frente, ya dejó constancia de sus objetivos, nombrando a un nuevo presidente para Petrobras.
El líder gubernamental carioca apuntó en un tweet que "el abogado, economista y especialista en el sector energético", Jean Paul Prates, era su candidato elegido para la presidencia de Petrobras.
Y aunque la petrolera afirmó en un comunicado lanzado al mercado que el nombramiento todavía no era oficial, el propio Prates saltó posteriormente a Twitter para explicar su visión de futuro para la compañía.
"Tenemos que pensar en el futuro e invertir en la transición energética para satisfacer las necesidades del país, el planeta y la sociedad, así como los intereses a largo plazo de sus accionistas", aseguró Prates, añadiendo que "esta mirada al futuro fue la principal exigencia que me planteó personalmente el presidente Lula".
El nuevo presidente de Petrobras, por tanto, fijó rápidamente las bases del guion que espera escribir para la empresa brasileña, y vio como el Gobierno reforzaba su mensaje esta misma semana, después de que el nuevo ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira, afirmara que la petrolera estatal Petrobras "desempeñará un papel destacado en la expansión del sector del refinado".
Silveira, además, subrayó "la importancia de desarrollar los recursos renovables".
Unos mensajes de impulso a la transición energética que deberían ser a todas luces positivos — a juzgar no solo por los preceptos que hablan de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, sino del apoyo recibido por petroleras como Repsol a su proceso de transformación —, pero que en Brasil se están topando con cierto miedo por parte de los inversores.
El peso de la incertidumbre
Al margen del miedo expresado por ciertos inversores a que el nuevo Gobierno, accionista mayoritario de Petrobras, peque de intervencionismo en la petrolera estatal y afecte negativamente a su rumbo, parte del temor expresado por los accionistas de la cotizada brasileña se genera por las dudas sobre el impacto que una mayor inversión en renovables puede tener sobre los dividendos de la empresa.
Así lo expresó en una información recogida por la Agencia EFE, por ejemplo, el analista financiero y profesor del Ibmec en Río de Janeiro, Gilberto Braga.
"Hay una lectura del mercado de que habrá una injerencia cada vez mayor en las directrices de las compañías estatales, un retroceso respecto a una conducción más liberal", aseguró Braga.
Unas dudas que también contemplaron desde Bloomberg Intelligence, cuyos expertos señalaron que, "a pesar de que Petrobras cuenta con un importante colchón de dividendos y un balance mucho más saneado que hace unos años", si Lula pone en práctica sus planes para la compañía, "podría poner en peligro sus buenos resultados recientes, y su récord de reducción de deuda".
Unos planes de Lula que pasan por modificar la capacidad de Petrobras para fijar los precios de los combustibles y aumentar el gasto a largo plazo para acelerar la transición energética, que se pusieron en marcha inmediatamente, desencadenando este desplome inicial de las acciones.
La petrolera, no obstante, seguía contando con un potencial de retorno del 56,2 por ciento, y dividía a los expertos entre los 6 analistas que optaban por la compra de sus acciones, los 9 que mantenían una postura neutral, y los 2 que abogaban por vender sus títulos.