¿Qué son los bonos verdes y los bonos sociales?
Bonos verdes, sociales o sostenibles... la sostenibilidad también cuenta en las inversiones
Los bonos verdes o sociales se han consolidado como una alternativa firme de financiación.
Hace más de una década que la sostenibilidad también cuenta en las inversiones y se ha desarrollado todo un mercado creciente y con pronóstico de seguir en crecimiento. La Cumbre del Clima de París en diciembre de 2015 marcó un punto de inflexión en esta tipología de deuda que se ha desarrollado en múltiples productos.
¿Qué son los bonos verdes?
Llamamos bonos verdes a la deuda emitida por instituciones públicas o privadas destinada a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos específicos con un fin medioambiental. Tradicionalmente han sido emitidos por empresas energéticas y eléctricas que con el dinero recaudado han invertido en parques eólicos o fotovoltaicos.
Llamamos bonos verdes a aquellos cuyos fondos se destinan a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes.
Desde la emisión del primer bono verde hasta el papel que están protagonizando en la actualidad con motivo de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, el mercado de bonos verdes, sociales o sostenibles ha evolucionado mucho.
El 5 de julio de 2007, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) lanzó por primera vez la emisión de un bono verde. Uno de los principales cambios desde entonces ha sido la inclusión de más proyectos elegibles que encuentran financiación por esta vía en nuevas áreas como la eficiencia energética, la construcción de edificios verdes o el reciclaje de residuos.
Es un mercado atractivo por las facilidades que otorga la regulación, ya que muchos gobiernos están interesados en fomentar los proyectos ecológicos y a cambio ofrecen desgravaciones fiscales para ciertas actividades. También son positivos porque permiten diversificar una cartera. Pero sobre todo su fortaleza es que representan la apuesta por una visión de futuro.
Es un mercado atractivo ya que muchos gobiernos están interesados en fomentar los proyectos ecológicos y a cambio ofrecen desgravaciones fiscales para ciertas actividades.
Un bono será certificado como verde si sus fondos se destinan a las siguientes categorías:
- Energías renovables
- Eficiencia energética
- Prevención y control de la contaminación
- Gestión sostenible de los recursos naturales y el uso de la tierra
EEUU y China son los principales emisores de bonos verdes, al mismo tiempo que son los como principales consumidores de petróleo y emisores de contaminación.
Suelen ser inversiones a largo plazo, ya que la puesta en marcha de los proyectos requiere tiempo, entorno a diez o veinte años. Por ello la duración media de estos bonos es ligeramente más larga que en la deuda corporativa global (8 años frente a 7,2) y la refinanciación es menos frecuente.
El hermano pequeño que crece, los bonos sociales.
Son bonos sociales aquellas emisiones en las que los fondos obtenidos se destinan exclusivamente a financiar proyectos, inversiones o iniciativas que generen un impacto social positivo. Su llegada complementa, en el ámbito de las finanzas sostenibles, a los fondos verdes ocupando un espacio que estaba vacante dentro de los bonos sostenibles.
Son bonos sociales aquellas emisiones en las que los fondos obtenidos se destinan exclusivamente a financiar proyectos, inversiones o iniciativas que generen un impacto social positivo.
Considerados de alguna manera los hermanos menores de los bonos verdes, han ganado peso en los últimos años, gracias a la atención que se le ha dado a la población objetivo.
Existen distintas categorías de proyecto a las que un emisor de un bono social puede destinar los fondos, por ejemplo aquellos que promueven infraestructura básica asequible, tales como alcantarillado y saneamiento, transporte y acceso a servicios esenciales, vivienda accesible, educación y formación profesional, destinada a un segmento específico de población.
También se han incrementado los llamados bonos de sostenibilidad destinados a financiar proyectos tanto ambientales como sociales. Un ejemplo de doble impacto positivo en ambas vías sería la sustitución de una red de cobre por una de fibra óptica, por su repercusión en el medio ambiente y la mejoría a nivel de telecomunicaciones.
Hacia la estandarización
Tanto los bonos verdes, como los sociales y también los bonos sostenibles se basan en los principios establecidos por la asociación internacional de los mercados de capitales, conocida por sus siglas en inglés ICMA, que aspira a dotar a este mercado de estándares que favorezcan su crecimiento.
Por lo general son guías que amparan este mercado de bonos a través de directrices que recomiendan transparencia, publicidad y reporte de informes. Se conocen como los Principios de los bonos verdes (GBP por sus siglas en inglés), los Principios de los bonos sociales (SBP) y Guías de sostenibilidad (SBG).
Las emisiones crecen más del 50%
Las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles alcanzaron los 15.024 millones de euros en España en 2020, un 54% más que el año pasado, según se recoge en el informe anual del Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso).
Las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles alcanzaron los 15.024 millones de euros en España en 2020
En 2019, el mercado alcanzó emisiones de bonos verdes por valor de 234.000 millones de dólares, lo que supone un aumento de más del 50% con respecto a los 150.000 millones de dólares emitidos en 2018, según informa Bloomberg.
Con un universo de inversión cercano al billón de dólares, esto significaría que un 0,86% de los bonos actuales en circulación son verdes, sociales o sostenibles.
Algunos pronósticos afirman que el mercado de bonos verdes llegaría a 2 billones de euros en 2022.