¿Qué son los futuros sobre el agua?
Su escasez va en aumento debido a las consecuencias del cambio climático y a una posible expansión poblacional. Por estos motivos, su valor no puede ser igual al de otros productos básicos
Durante el mes de diciembre del 2020 comenzaron a cotizar los futuros sobre el agua de California basándose en el índice Nasdaq Veles California Water (de ahora en adelante, NQH2O) en el Chicago Mercantil Exchange (CME).
Por tanto, en primer lugar merece la pena recalcar que ya era posible tener exposición al contado a los derechos de uso del agua en el estado más poblado de los EE.UU aunque, tal y como señala CME, las barreras de entrada para poder operar en el NQH2O son elevadas ya que los participantes deben demostrar la propiedad de los recursos hídricos y definir el uso que se van a hacer de estos.
Es decir, en el mercado al contado solo pueden operar agentes que intervengan de manera efectiva y hagan uso de los recursos hídricos de la región y, por tanto, los agentes financieros no tienen cabida.
Sin embargo, el nuevo mercado de futuros está abierto a todo aquel que quiera participar, lo que ha generado polémica en los medios y en la opinión pública.
En este sentido, se debe tener en cuenta que en los contratos de futuros sobre el agua no se intercambia el recurso en sí si no que se liquidan diariamente los beneficios o pérdidas resultantes de comparar al precio fijado inicialmente con el precio de mercado del subyacente (el agua a 90 días vista, por ejemplo), facilitando la entrada a nuevos participantes no relacionados con el uso de este recurso natural.
La importancia de este recurso
El agua es necesaria para sustentar toda la vida en el planeta, lo que sin duda la convierte en el producto básico más importante de la Tierra.
Su uso en los Estados Unidos se divide en tres categorías principales: residencial, agrícola e industrial.
Los estados occidentales de EE.UU. -el país con un mayor consumo de agua per cápita y el segundo mayor consumidor en términos globales por detrás de China- se enfrentan a su escasez debido tanto al cambio climático como a una previsible expansión poblacional.
EE. UU. es uno de los países con mayor consumo per cápita de este recurso, el cual escasea como consecuencia del cambio climático
A colación, diferentes autoridades oficiales han advertido que el cambio climático está provocando graves sequías y un mayor número de inundaciones, lo que hace que la disponibilidad de agua sea cada vez menos predecible.
Por tanto, el intercambio de derechos de agua pretende ser una herramienta práctica y eficaz disponible para los participantes en sus continuos esfuerzos por asegurar el agua.
La lógica que subyace tras la creación de estos futuros es la capacitación a los principales consumidores de agua para que puedan fijar el precio que pagaran por esta a varios meses vista a través del mercado de futuros si prevén un incremento en el precio al contado debido a, por ejemplo, una temporada de lluvias más floja de lo normal, lo que crearía mayor escasez y dispararía el precio de este recurso hídrico debido a la menor oferta disponible.
Además, este mercado ofrece visibilidad a medio y largo plazo en relación al precio del agua esperado con lo que los consumidores pueden adoptar mejores decisiones en términos de gestión de riesgo atendiendo a la evolución del precio de los futuros.
Por el lado contrario, la inclusión de nuevos participantes con una vocación puramente financiera -hedge funds, por ejemplo- podría dar entrada a movimientos en el precio de los futuros basados en visiones especulativas en detrimento de la habitual fijación del precio basada en la oferta y demanda natural en función de la cantidad disponible y de los diferentes usos.
En este sentido, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU alertó que “No se puede poner un valor al agua como se hace con otros productos básicos comercializados” ya que la lógica del mercado añade presión sobre su escasez y atenta contra el derecho básico al acceso a este recurso hídrico.