Repsol revisará en otoño su estrategia de descarbonización
La petrolera convoca a los inversores el 5 de octubre a su ‘Low Carbon Day’, un mes antes de la cita climática de la COP 26
A la vuelta del verano, las grandes cotizadas iniciarán las semanas clave del año para convencer al mercado de que sus planes de descarbonización son ambiciosos y cargados de potencial para el inversor más comprometido con el medio ambiente.
Lo harán porque tienen una fecha tope en el calendario para ganarse ese beneplácito: el 1 de noviembre.
Ese día echará a andar en Glasgow la COP26, la Cumbre del Clima amparada por Naciones Unidas, la gran cita internacional en la que todos los actores, públicos y privados, sentarán las nuevas bases de la hoja de ruta hacia las cero emisiones netas de CO2 en 2050.
En este escenario, Repsol se ha adelantado al resto del IBEX al fijar el 5 de octubre como su ‘Low Carbon Day’. La jornada con los inversores en la que ahondará sobre sus nuevos pasos en materia de negocio con bajas emisiones de carbono, la actividad hacia la que hace virar su negocio basado aún en el petróleo.
La compañía dirigida por Josu Jon Imaz ha aprovechado la presentación de sus resultados semestrales de este jueves para adelantar a los analistas esa cita, que llegará un año después de la presentación de su plan estratégico hasta 2025.
La baza de contar con precios del petróleo al alza
Un planteamiento para los próximos ejercicios donde, según adelantó la compañía, ve margen para ser más ambiciosa y acelerar sus inversiones en transición energética gracias, en gran medida, a la evolución al alza de los precios del crudo.
Un precio del petróleo que le permite tener márgenes más amplios y mejorar su política de retribución al accionista, hasta 6.700 millones, a través de dividendo y de recompra de acciones.
De cara a los próximos cinco años, Repsol contempla un dividendo en efectivo por valor total de 4.700 millones de euros. Respecto al ejercicio en curso, de 0,60 euros por acción; con la opción de alcanzar los 0,75 euros en los próximos años. Y, en paralelo, elevar su apuesta por las energías bajas en carbono.
Podrá hacerlo mientras el barril de Brent, el de referencia en Europa, se mantenga por encima de los 50 dólares. De momento, al cierre del semestre, el Brent se ha situado a 69 dólares, frente a los 61 que alcanzaba en marzo, y actualmente roza los 75.
De momento, ya ha elevado sus metas en cuanto a capacidad de generación de bajas emisiones (donde la compañía incluye el ciclo combinado y la cogeneración). Si hace un año en su plan estratégico hablaba de alcanzar los 7,5 GW en 2025, ahora ve margen para alcanzar los 8,3 GW, según indicó en su presentación a analistas.
Y, dentro de ese avance, en lo que es energía 100% renovable, prevé elevar sus objetivos desde los 5,2 GW hasta los 6 GW.
Una revisión al alza de sus metas ‘verdes’ que van en paralelo a su decisión de qué hacer con su filial de renovables.
Salida a bolsa, sobre la mesa
Imaz ha explicado a los inversores, de nuevo, que tiene sobre la mesa la búsqueda de un socio para esta actividad. Y, después, plantear la salida a bolsa de este negocio. “Trabajamos con esta doble opción”, recalcó.
Una segregación de la actividad renovables, con un negocio propio -como ha ocurrido con Acciona con Acciona Energía; o baraja Iberdrola con su actividad de eólica marina- que tiene dos propósitos.
Por un lado, ahondó Imaz, ganar visibilidad ante los inversores. Por otro, reducir los costes de capital de este negocio renovable. “Tendremos este nuevo vehículo en unos meses”, apuntó, dado que la propia compañía se dio hasta 2022 para decidir qué hacer con él.
De momento, el consejero delegado de la energética apuntó que el negocio renovable avanza tanto en GW como en nuevos mercados, dado el reciente desembarco de Repsol en Estados Unidos, donde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ha abierto nuevas opciones de negocio. Y, al mismo tiempo, pisa el acelerador con el hidrógeno verde donde considera que España tiene el potencial para ser el mayor productor de Europa de este combustible bajo en emisiones.
En él, también eleva previsiones, desde los 400 MW hasta los 550 al cierre de 2025; mientras que en 2030 podría alcanzar los 1,9, un 60% más de lo que contemplaba en su plan estratégico. Unas metas que el 5 de octubre Repsol podría mantener o, quién sabe, volver a revisar al alza.