Shell pierde su última batalla del año contra el activismo climático
La Justicia sudafricana prohíbe a la petrolera realizar prospecciones sísmicas en las costas del país tras la demanda liderada por la plataforma Sustaining the Wild Coast
Shell no podrá realizar, por el momento, su programa de prospecciones sísmicas en la costa de Sudáfrica, en lo que supone una nueva victoria del activismo climático contra la petrolera.
El Tribunal Superior de Eastern Cape prohibió esta semana a la compañía neerlandesa llevar a cabo su estudio sísmico al considerar la demanda interpuesta por la plataforma Sustaining the Wild Coast.
El juez Gerald Bloem, responsable del auto, señaló que las pruebas presentadas por estos grupos suponen “una amenaza real para que la vida marina resulte dañada irreparablemente” a consecuencia del estudio.
Además, Bloem explicó que “a pesar del enorme conjunto de pruebas sobre la amenaza de daño” presentadas por los activistas, Shell no ha aportado evidencias que contrarresten las acusaciones.
Shell no da todo perdido
Otras cuatro organizaciones activistas climáticas, entre las que se encontraba Greenpeace, fracasaron en un primer intento de paralizar el programa a comienzos de este mismo mes al interponer otra demanda contra Shell.
Si bien la última resolución de la Justicia impide a la petrolera realizar el programa, la prohibición es temporal y está a expensas de que Shell pueda conseguir aún la autorización ambiental necesaria.
“Respetamos la decisión del tribunal y hemos detenido el programa mientras revisamos la sentencia”, explicó una portavoz de la compañía, en declaraciones recogidas por Bloomberg.
“Si los recursos fuera de la costa fueran viables, [el estudio sísmico] podría contribuir significativamente a la seguridad energética del país”, añadió.
Pese a la avalancha de críticas procedentes del activismo climático, la petrolera cuenta con el apoyo gubernamental: el propio ministro de Recursos Minerales y Energía sudafricano, Gewde Mantashe, defendió recientemente la realización de las prospecciones alegando que se han hecho más de una decena de estudios similares en los últimos cinco años.
Por el momento no se ha fijado una fecha para que los tribunales se pronuncien finalmente sobre la prohibición.
Colofón a un año de derrotas
Este último revés cierra un año de importantes derrotas judiciales para la petrolera.
Shell recibió el mayor varapalo a finales de mayo, cuando la Justicia de Países Bajos obligó a la compañía a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en lo que puede servir de precedente para el resto de empresas de la industria a nivel global.
La sentencia, no obstante, solo es vinculante en Países Bajos, lo que propició que Shell anunciara en noviembre su intención de trasladar su sede a Reino Unido, donde ya cuenta con su domicilio social.
Algo que supondría el fin de la estructura dual que mantiene la compañía desde 2005. La medida, además, fue respaldada por parte de los accionistas a comienzos de este mismo mes.
La propuesta fue aprobada por un aplastante 99,77 por ciento de los votos de la junta general del pasado día 10.
No obstante, los accionistas también apostaron por acelerar la descarbonización. El Tribunal de La Haya pidió a la petrolera reducir en un 45 por ciento sus emisiones para 2030 -frente al 20 por ciento comprometido por Shell- y a dejarlas a cero para 2050, lo que finalmente fue respaldado por parte de los accionistas.