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Trump boicotea desde la sombra los compromisos climáticos de Biden

Joe Biden recibió en Madrid la noticia de que la Corte Suprema, de mayoría conservadora, pone palos en el despliegue de su política contra la descarbonización en la generación eléctrica. El proceso será más costoso y lento

La aprobación del proyecto de ley estadounidense para impulsar la fabricación de microchips obliga a poner la lupa sobre las emisiones de esta industria

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Estados Unidos ha demostrado en menos de una semana la polaridad en la que se encuentra sumida en dos ocasiones y con un mismo protagonista: la Corte Suprema. Además de la ilegalización del aborto a nivel federal, ha frenado el modelo para forzar a las empresas a reducir emisiones que se había puesto en marcha.

El tribunal, con mayoría republicana gracias a los últimos nombramiento de Donald Trump, ha dictaminado que la Agencia de Protección Medioambiental (Environmental Protection Agency, EPA), no puede ser la que fije objetivos generales de reducción de emisiones para las centrales eléctricas y que debe ser el Congreso el que establezca exactamente los poderes de la agencia estatal.

Cambia un criterio de interpretación de una normativa puesta en marcha por Barack Obama, pero que es muy relevante para que Joe Biden pueda desplegar sus promesas en materia climática de manera general. La EPA debería fijar criterios caso a caso.

Un nuevo escenario para la descarbonización

De acuerdo con Bloomberg Green, la EPA, no obstante, mantiene la capacidad de establecer el volumen de emisiones de centrales eléctricas individuales, pero ahora debe moverse con más cautela.

Incluso antes del fallo, funcionarios de la EPA estaban planeando nuevas reglas para regular las emisiones de las plantas, adoptando un enfoque más estrecho que se centraría directamente en el carbón y en centrales eléctricas de gas.

Ahora parece probable que ese sea el enfoque que adopten, algo que provocará que el proceso sea “más costoso y menos efectivo”, apunta Jay Duffy, abogado especializado en energía limpia.

La decisión de la Corte Suprema ha sido celebrado por las compañías de combustibles fósiles y rechazado por la industria que promueve la lucha contra el cambio climático.

Con este fallo, el compromiso de Joe Biden de que Estados Unidos reducirá a la mitad sus emisiones de efecto invernadero a finales de esta década, será mucho más complicado de lograr. Si bien, el efecto tractor de los inversores, forzando el cambio continuará presionando a los productores de energía eléctrica para que se descarbonicen.

Un mal que no afecta al transporte

A pesar del golpe, desde algunos sectores señalan que el golpe podría haber sido peor, ya que el fallo se centra únicamente en las centrales eléctricas y no impone mayores restricciones.

“Esta es una decisión muy limitada”, señala Michael Gerrard, fundador y director de la facultad del Centro Sabin de la Universidad de Columbia para la Ley de Cambio Climático en un correo electrónico.

“No socava la capacidad de la EPA o otras autoridades para regular los gases de efecto invernadero en sectores como los vehículos a motor o el gas y el petróleo".

En el fallo, la Corte Suprema señala que si bien la EPA puede regular las emisiones de las plantas de energía, la agencia no puede forzar la transformación de las plantas de energía con gas o petróleo a otras con fuentes energéticas limpias, como señalaba el Plan de Energía Limpia del ex presidente Barack Obama.

El presidente del alto tribunal, John Roberts, señala que debe ser el Congreso el que especifique los poderes de la EPA.
La Casa Blanca ha señalado que estudia la situación y que recurrirá a cualquiera de sus poderes regulatorios para mantener sus objetivos climáticos.

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