Twitter y Musk, un matrimonio con déficits
Elon Musk será consejero de Twitter. Abiertamente anti ESG, Tesla es un ejemplo de malas notas en gobernanza y el sudafricano recala en otra compañía del mismo perfil
Tanto Tesla, el buque insignia de Elon Musk, como Twitter, de la que el empresario sudafricano se ha convertido en su máximo accionista, no destacan precisamente en el apartado de la gobernanza.
La multinacional californiana de vehículos eléctricos y la red social comparten algo más que su mayor inversor, y es la controvertida calificación que tienen en materia de gobierno corporativo.
ISS, uno de los mayores proveedores de ratings ESG del mundo, concede tanto a Tesla como a Twitter las peores ‘notas’ en gobernanza. La llegada de Musk, que afloró esta semana una participación por encima del 9 por ciento, cuatro veces más que la del fundador de la red social, Jack Dorsey, y que le da acceso al Consejo, no parece que vaya a cambiar mucho la valoración de la compañía.
El punto débil es la gobernanza
Tesla cuenta con la peor calificación que concede ISS, de 10 sobre 10, que indica el mayor riesgo posible en gobernanza; el rating de Twitter, por su parte, se sitúa en 9 puntos, otra zona de riesgo importante.
ISS publicó recientemente su informe anual 'Top Governance and Stewardship Issues’, en la que refleja los puntos clave que estarán relacionados con la gestión del gobierno corporativo para este año.
Aspectos como los informes sobre diversidad racial y étnica, de género, o el cambio climático siguen siendo algunos de los puntos más importantes, pero también cobran relevancia las votaciones y propuestas presentadas por los accionistas, que ISS prevé que continúen creciendo hasta marcar otro año récord.
“Ya sea relacionados con el clima, la diversidad o la gestión del capital humano, es probable que estos temas compartan titulares este año con problemas ‘perennes’ de gobernanza frontal y central, incluido el salario de los directivos y el activismo en general”, dijo Georgina Marshall, responsable global de investigación de ISS.
Las calificaciones en gobernanza de Twitter y Tesla son llamativas en comparación con sus ‘notas’ climáticas. Por ejemplo, Sustainalytics, la agencia de calificación sostenible de Morningstar, las sitúa en un rango medio de riesgos ESG, mientras que ambas cuentan con las calificaciones más altas del proveedor MSCI, que las valora como ‘líderes de mercado’ según su metodología.
La visión de Musk sobre la integración de la ESG es, sin embargo, un escollo para que tanto Twitter como Tesla mejoren la visión que los proveedores de ratings tienen sobre sus gobiernos corporativos.
Musk no es partidario de la ESG
El empresario ha hecho de Twitter su feudo. Con más de 80 millones de seguidores, su perfil en la red social ha escalado al top 10 de cuentas con mayor número de ‘followers’, superando a la presentadora estadounidense Ellen Degenerees o al primer ministro de la India, Narendra Modi.
Las interacciones de Musk con su comunidad son variadas, desde la publicación de ‘memes’ hasta comentarios sobre sus criptomonedas favoritas, que han sido tildadas como una forma más de especulación por parte del empresario.
A principios de marzo, en una conversación con el fundador de Netscape Communications, Marc Andreesen, Musk dijo que “las reglas de la ESG se han tergiversado hasta la locura”. También que “la ESG debe eliminarse si no se corrige”.
En las últimas semanas, Musk había realizado consultas, precisamente en Twitter, para evaluar la opinión de sus seguidores sobre si debería crear su propia red social. Pero finalmente, ha optado por hacerse con el mayor paquete de su plataforma favorita.
Una compra propia del activismo
La forma en la que el dueño de Tesla ha fraguado la compra de las acciones de Twitter es propia de los inversores activistas, aquellos que presionan a las empresas para ejercer cambios en su gobierno corporativo.
La propia Twitter sufrió al fondo Elliot Management, que forzó la salida de Jack Dorsey del panel directivo a finales del pasado noviembre.
Musk reveló el lunes una participación del 9,2 por ciento de las acciones de Twitter, cuya cotización registró la mayor subida en bolsa desde su estreno en Wall Street en 2013.
El magnate sudafricano presentó el martes a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) estadounidense un formulario 13D, que utilizan los inversores activistas, que detallaba el acuerdo al que ha llegado sobre Twitter. Las compras de acciones por parte de Musk comenzaron a finales de enero, mientras que a comienzos de febrero ya tenía cerca de 5 millones de títulos bajo su control.
Esto sugiere que Musk, pese a no desvelar sus intenciones aún en Twitter, sí podría motivar y presionar por cambios en la red social, entre ellos, la posibilidad de editar un tuit por parte de los usuarios, algo que ha tenido una amplia aceptación entre sus adeptos.
“Musk en el consejo de Twitter podría ayudar a acelerar la transformación de la empresa en una ventana única para los creadores de contenido y monetizar mejor la participación a través de anuncios y suscripciones. Puede cambiar también el enfoque para ampliar el alcance de la plataforma a un grupo más amplio de usuarios”, apuntan los analistas de Bloomberg Intelligence.
Según sus cálculos, la valoración bursátil de Twitter podría, con la llegada de Musk, dispararse hasta los 50.000 millones de dólares. Las primeras aproximaciones ya se han producido: justo tras conocerse la noticia, la capitalización bursátil de Twitter se incrementó en más de 9.000 millones de dólares hasta superar los 40.000 millones, debido a la compra masiva por parte de los inversores.