¿Cómo puede crecer Telefónica?
La teleco ha multiplicado las desinversiones para reducir la enorme deuda que la asfixiaba, pero se desangra por la filial española
Casi seis años después de que José María Álvarez-Pallete asumiera los mandos de Telefónica, lo cierto es que la «nueva era» prometida por el presidente ejecutivo de la compañía no termina de cristalizar. Al menos, en bolsa. El valor ha caído desde los 9,3 euros que tocaba el día de su nombramiento, en abril de 2016, hasta los 3,8 euros a que cotiza ahora.
Durante este tiempo, la obsesión de Pallete ha sido la de reducir el apalancamiento, que era uno de los factores que lastraban la imagen de la compañía y su desempeño bursátil. Para ello, ha multiplicado las desinversiones: se ha deshecho de filiales no estratégicas en Centroamérica, ha vendido unidades de negocio que consideraba infravaloradas por el mercado —como las torres de Telxius— y ha promovido operaciones corporativas como la ‘joint venture’ de su marca británica O2 con Liberty, para convertirse en el primer operador de Reino Unido por número de clientes. Todo esto, le ha permitido presentar unos resultados más floridos de lo que hubieran salido sin esos extraordinarios y reducir el apalancamiento a la mitad en cinco años. Solo en los últimos nueve meses, el antiguo monopolio estatal ha recortado la deuda en un 31,8 por ciento.