El eterno desafío reformista al sur de Europa
Italia y España tienen por delante el gran desafío de hacer que el Estado del bienestar, pensiones incluidas, sea sostenible
En castellano se dice «en este mundo redondo, el que no espabila se va al fondo». En italiano, de forma similar, existe el «chi dorme non piglia pesci» (quien duerme no pesca). España e Italia tienen demasiadas cosas en común como países que comparten mar, historia y cultura.
En lo económico, en las últimas décadas, cargan con una rémora común en la desafección por las reformas. Mire que en España se les cae ya la boca a los economistas de hablar de la necesidad de cambios de naturaleza estructural y de una agenda estratégica ambiciosa. No obstante, en el caso italiano son aún mayores la reticencia al cambio y la profundización en un sistema anquilosado que lastra el crecimiento, la productividad y el futuro del país transalpino.