El dólar lleva un verano convulso. Sólo en el mes de julio se depreció un 5 por ciento frente al euro. Puede parecer una caída leve -comparada, por ejemplo, con las que se producen en renta variable de forma coyuntural- pero, en los mercados de divisas, es un cambio abultado y no siempre fácil de predecir. 

Como en tantas ocasiones en los últimos años, cada vez que el greenback se debilita, surgen las dudas sobre su vigencia como la divisa de referencia internacional. Una vez más, sin embargo, existe un cierto consenso entre los estudiosos de los mercados en que es muy pronto para proclamar la decadencia del dólar y, mucho menos, que otra divisa alcance la primacía que la moneda estadounidense ha tenido y tiene.