La España vaciada que da beneficios
Ignoradas desde hace décadas por los políticos, las regiones más despobladas de España despiertan el interés del capital privado, que se une a las energéticas en la búsqueda de beneficios
Pozuelo de Tábara es un municipio zamorano con una población de 154 habitantes censados (aunque, en invierno, allí no se juntan más de 90 almas). Situado a las faldas de la Sierra de la Culebra y de base rural, sus vecinos llevan emigrando a otros lugares en busca de una vida más próspera desde que se recuerda. Sin escuela, supermercado o conexión de alta velocidad a Internet, es el epítome de la España vaciada, aunque la suerte quiso que la nacional N-631 (una costura que divide en dos el pequeño casco urbano) llevase el tráfico rodado suficiente como para mantener abiertos dos bares, el corazón de una comunidad orgullosa de su terruño, pese a todo.
Con estos mimbres, Pozuelo de Tábara y otros municipios de lo que se ha dado en llamar la España vaciada son un lugar sin oportunidades de trabajo o inversión para desgracia de sus habitantes. Pero eso podría estar a punto de cambiar (o, al menos, de mejorar). En el caso de Pozuelo, va a acoger uno de los mayores parques fotovoltaicos de Castilla y León, con una potencia superior a los 330 megavatios y una inversión que ronda los 147 millones de euros. «Las obras durarán un año, en el que está previsto que se empleen unas 800 personas. Luego, se quedarán unos 20 puestos de trabajo fijos para el mantenimiento. Y eso, para Pozuelo, puede significar que la población no baje más. Porque ya no es que suba, es que no baje. Si no, este pueblo está muerto», explica Jesús Ángel Tomás, el alcalde del municipio.