La inflación, clave para la bolsa de los Estados Unidos
Este fenómeno es crucial para determinar la continuidad del buen comportamiento de los valores de crecimiento y tecnológicos
Desde que finalizó la crisis financiera mundial hace ya doce años, la bolsa estadounidense ha registrado un sólido comportamiento, tanto en términos absolutos como relativos. Cuando la economía mundial adoptó las medidas necesarias para remediar —o, al menos, aliviar— los excesos acumulados en el sistema bancario, los diferentes gobiernos y bancos centrales se movieron de forma notablemente convergente. Estados Unidos no perdió el tiempo y logró que los bancos se recapitalizaran rápidamente, aplicó diversas medidas de política monetaria no convencional y colocó a la economía y al mercado estadounidenses en buena posición para superar a sus principales competidores. Un aspecto clave fue el excelente comportamiento de los sectores «de crecimiento» (‘growth’). Sobre todo, del sector tecnológico.
La crisis del Covid-19 cuestionó seriamente por primera vez esta tendencia. Cuando los mercados se desplomaron en la primavera de 2020, antes de estabilizarse y recuperarse con fuerza, se hizo cada vez más evidente que el liderazgo podría rotar (y en aquel momento lo hizo) hacia las áreas más cíclicas desde los sectores de crecimiento estructural que llevaban tanto tiempo en cabeza. En este cambio fue determinante el fantasma de la inflación que, pese a los esfuerzos de los bancos centrales, había estado prácticamente desaparecida de los mercados desarrollados desde el final de la crisis financiera. Gracias a los colosales paquetes de estímulos —creados para combatir el impacto económico de la emergencia sanitaria y que aceleraron la tendencia de abandono de la austeridad iniciada antes de la pandemia—, que se sumaron a los programas de expansión cuantitativa ya en marcha, junto con los problemas con las cadenas de suministro y la escasez de mano de obra, empezaron a surgir potenciales presiones inflacionarias.