Las grandes fortunas se suben a los activos digitales
Los clientes de banca privada demandan inversiones en criptomonedas, pero no es fácil conseguirlas
El apetito inversor de los clientes de banca privada por las criptomonedas ha aumentado en los últimos años al ritmo de la rentabilidad generada por divisas digitales como el bitcoin. Los grandes patrimonios piden a sus banqueros privados exposición a criptoactivos, pero no todos están dispuestos a facilitarlo. Los que se niegan lo justifican «por la falta de regulación, su alta volatilidad y su complejidad».
El sector que gestiona grandes patrimonios está dividido. Hace poco más de un año la oposición a facilitar activos digitales a sus clientes era generalizada. Pero esto está cambiando. Los bancos de inversión estadounidenses han sido los primeros en dar el paso. Las críticas iniciales se han frenado y ya dan acceso a sus clientes a fondos de criptomonedas. Este es el caso de JP Morgan, que habilitó en 2021 el acceso a cuatro fondos de Grayscale Investments y uno de Osprey Funds, aunque sus asesores no están autorizados a recomendarlos. También Morgan Stanley y Goldman Sachs ofrecen derivados de bitcoin.