El dilema moral de la deuda rusa
Algunos ven la guerra de Putin como la oportunidad de su vida. Otros la rechazan. «Es como comprar acciones alemanas durante el Holocausto»
Wall Street no suele dejar que los dilemas morales interfieran a la hora de ganar dinero. Casi siempre hay alguna persona interesada en cualquier valor que se oferte, por muy dudoso que sea el emisor, por muy extraña que sea la estructura o por muy desagradables que sean las circunstancias. La invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin no es una excepción.
Desde antes de que los misiles empezaran a llover sobre Kiev, los oportunistas financieros que se dedican a aprovechar las disrupciones en el mercado, estaban afilando sus armas en busca de gangas en los bonos rusos. Había mucho donde elegir. Casi toda la deuda rusa, tanto la soberana como la corporativa, sigue disponible para operar pese a las sanciones económicas de los Estados Unidos. Y, puesto que la demanda se ha desplomado, la rentabilidad de esa deuda está ahora entre la más alta del mundo.