El impacto fiscal en los productos de inversión
Llega el momentazo del año: toca recopilar extractos y poner negro sobre blanco las inversiones de 2021 para rendir cuentas con Hacienda
El 6 de abril se dará el pistoletazo de salida a la campaña de la Renta 2021. Desde ese día y hasta el próximo 30 de junio los inversores tendrán, si no lo han hecho ya, que recopilar extractos y poner negro sobre blanco en sus hojas de cálculo para rendir cuentas ante Hacienda.
Que el resultado sea a pagar o a devolver dependerá, mucho, de si tuvo en cuenta la variable impositiva a la hora de decantarse por uno u otro producto financiero. «Saber cómo tributan es imprescindible para definir qué estrategia de inversión es más adecuada en cada caso. Los impuestos de cada uno de ellos afectan directamente a la rentabilidad final», explican desde el equipo de Asesoramiento Patrimonial de Abante.
A este respecto, la plataforma Fintec señala en su blog que «hay productos por los que se pagan muchos impuestos durante el periodo en el que permanecen activos. Sin embargo, existen otros en los que sólo se tributa en el momento de la liquidación». Hecho que «puede parecer baladí, pero no lo, sobre todo cuando inviertes a largo plazo», apostillan.
No obstante, y pese a la importancia de conocer la fiscalidad de los productos financieros «nunca debe ser una prioridad a la hora de tomar una decisión de inversión. Es más, nunca se debe invertir en un producto concreto porque tenga una fiscalidad muy ventajosa», aconsejan desde Abante. E insisten en que aunque la fiscalidad sea una herramienta que puede contribuir a obtener un mayor partido de las inversiones «nunca será un fin en sí mismo».
Claves a elegir
A la vista de lo anterior, la pregunta es ¿cuáles son las claves a la hora de elegir un vehículo determinado? «Cualquier decisión financiera y fiscal que tome solo tendrá sentido dentro del proyecto vital del inversor y en el marco de una buena planificación. Lo más importante es pensar cuáles son los objetivos, qué horizonte temporal se quiere establecer y qué rentabilidad final se pretende obtener.
Si invertimos en un producto con una buena fiscalidad pero que aporte poca o nula rentabilidad no se va a poder cumplir con los objetivos propuestos inicialmente», aclaran desde la entidad especializada en asesoramiento y gestión de activos para particulares y empresas.
Retenciones y base del ahorro
Aunque la fiscalidad no debe ser el criterio prioritario para los inversores, éstos sí deben conocer cómo tributan los productos financieros en los que han decidido depositar su dinero.
En términos generales (con la excepción de los productos relacionados con la jubilación que tributan sobre la base general) están sujetos a IRPF y cotizan sobre la base del ahorro como rendimientos de capital mobiliario o como ganancias o pérdidas patrimoniales. En cuanto al tipo marginal que se aplica varía entre el 19 por ciento -hasta 6.000 euros- y el 26 por ciento -este último, a partir de 200.000 euros, es precisamente una de las novedades introducidas este año-.
Cabe señalar que las rentas de la base del ahorro pueden compensarse, por ello es fundamental saber dónde y cómo tributa cada producto financiero.
Previsiones que podrían quedarse cortas
Según las previsiones del Gobierno, la recaudación alcanzará los 232.352 millones de euros, cifra unos 9.000 millones de euros por encima de los 223.382 millones de euros que se ingresaron el pasado ejercicio.
Y eso sin contar el efecto derivado de la inflación que engordará entre 8.000 y 9.000 millones de euros las cuentas del Estado vía IVA, por el incremento de los precios de la energía y los combustibles y vía IRPF, por el efecto de la no deflactación en la Renta de los contribuyentes.