A lo largo de una estrecha y sinuosa carretera en un tramo azotado por el viento del sur de la península islandesa de Reykjanes, una colección de electrolizadores, compresores y tuberías ofrece una solución llave en mano para ayudar a descarbonizar la industria naviera.

En 2006, los fundadores de Carbon Recycling International vieron la oportunidad de utilizar la abundante energía geotérmica de Islandia, alimentada por los ríos subterráneos de magma que calientan las aguas subterráneas del país ártico, para crear metanol «electrificado», una alternativa verde a los combustibles fósiles. Ubicaron la planta de metanol renovable George Olah -que lleva el nombre del fallecido premio Nobel- a medio kilómetro de la central geotérmica de Svartsengi, cuyas cálidas aguas de escorrentía alimentan la famosa atracción turística de la Laguna Azul.