Los operadores afrontaron el arranque del ejercicio prediciendo que el dólar caería. Pero ha sucedido lo contrario y los inversores se han visto obligados a replantearse una economía estadounidense al rojo vivo y una inflación pegajosa que exige que la Fed posponga los recortes de los tipos de interés.

Mientras el FMI predice que la producción en los Estados Unidos crecerá al doble que la de sus pares del G7, abundan los comentarios sobre el “excepcionalismo estadounidense” y respaldan los rendimientos de las acciones y los bonos, lo que aumenta el atractivo del dólar. Y en una época de crecientes conflictos geopolíticos, la moneda sigue siendo el principal refugio monetario.