La Unión Europea, los Estados Unidos y una serie de aliados en Asia han respondido a la invasión rusa en Ucrania con unas sanciones económicas sin precedentes para un país de la talla de Rusia. Las medidas que se han adoptado para aislar a Moscú del sistema financiero global sirven de penalización al presidente Vladimir Putin sembrando el caos en la economía de su país. 

Durante la primera semana del conflicto, el banco central de Rusia ha tenido dificultades para frenar las consecuencias a su propio lado de la frontera, mientras que Ucrania ha podido mantener una apariencia de estabilidad, incluso mientras moviliza recursos financieros globales para sus esfuerzos de defensa.